A ver si me invita también a ser imputado. Lo escribo sin retintín y con cuidado, porque las decisiones del poder judicial suelen acabar con tus huesos y tu espíritu en la cárcel. Sus errores no tienen reparación, es el único poder cuyas consecuencias son letales. Porque el legislativo puede errar en la elaboración de leyes, pero siempre vendrá otro que las corregirá o las empeorará, según se mire. Y el ejecutivo recortará sueldos, becas, prestaciones sociales, sanitarias y educativas, pero también vendrá otro que devolverá lo usurpado. En este caso una señora, por el mero hecho de haber aprobado una oposición, de haberse empollado toda la maraña de leyes y jurisprudencia que en el ámbito español han sido, te puede imputar y, por azares de un olvidado apartado de un artículo de la ley de enjuiciamiento criminal (casualidad: se aprobó cuando Ánsar gobernaba) te puede invitar a que declares como imputado en el tribunal supremo. "No juzguéis y nos seréis juzgados" está escrito en un libro cuyo título y autor no recuerdo.

Y de paso, Sorayita del niño Jesús -no creo que se llame así pero su gesto, tono de voz y mirada, invitan a llamarla de esta forma pía- nos recuerda la inconveniencia de acusar al PP en vano, porque el PP es una empresa que no tiene nada que ver con el gobierno de España que ella vicepreside de manera prístina e impoluta. Si lo que ha ocurrido en el PP con su tesorero y sus dineros, hubiera ocurrido en cualquier empresa del mundo, ya no digo en un gobierno, el presidente de esa empresa y todo su consejo de administración estarían en la calle. Pero como aquí todos somos muy aficionados a Roberto Louis Stevenson y su mister Hyde, nos importa una higa lo que haga el doctor Jeckil. Está claro que en Andalucía cuatro mangantes malversaron por su cuenta el dinero de los ERE´s, que se enchufó a amigos para que cobraran subvenciones y, nadie lo cuenta, que despachos de abogados importantes y aseguradoras, ganaron millones de euros. Pero todo lo demás es mentira.