Los más de 10.000 aspirantes a plaza que cada año deja fuera la Escuela Oficial de Idiomas de Valencia habrán masticado clavos cuando hayan leído que unos tipos (del ayuntamiento, de la inspección... no se sabe) llevaban cada año antes del sorteo unas listas con nombres de enchufados (eléctricos se les llamaba) que accedían a la matrícula directamente y sin pasar por el bombo. Lo ha contado a Compromís un funcionario que fue durante 11 años jefe de estudios de la escuela, y que tenía conocimiento de esas listas pero no consta que hiciera nada, salvo la foto de la bandeja con los folios con nombres de los enchufados encima de su mesa. Y lo ha dicho ahora que ya se ha ido del centro y de Valencia. No tenía pruebas, dice. Claro, no pudo hacer fotocopias de las listas siendo el jefe de estudios; ni decírselo a la directora, o a la inspección, o a la conselleria, o al juzgado, o a la prensa. Con permiso de Morera y Oltra, ha demostrado poco compromis(o) con su deber.