Después de verse librado de una nueva imputación judicial, por el caso Nóos, que el tribunal superior valenciano ha decidido no asumir y mantener en Mallorca, el ex presidente de la Generalitat, Francisco Camps, ha lamentado la «extrema dureza» con la que a veces se trata a los políticos. El que fue responsable máximo del Gobierno valenciano y del partido que lo sustenta aún espera algún gesto de los populares, de Rajoy, tras su absolución por el caso de los trajes. Cuentan los testigos que Camps se removió en su asiento el martes cuando su sucesor, Alberto Fabra, dijo ante las Corts que no permitiría el linchamiento de personas honradas. Él cree que eso mismo es lo que ha permitido su partido para con su persona, que casi nadie le ha defendido y que quien él eligió para hacerse cargo del timón está basando su política en alejarse de su herencia. ¿Ministro, embajador, delegado en la ONU? De momento, herido con los suyos y con los rivales. Y en expectativa de destino.