El president Alberto Fabra insistió el martes, en el debate de Política General, en defender el plan por el que pretende buscar inversores rusos para viviendas turísticas en la Comunitat Valenciana a partir de noviembre. Debe sentirse realmente acorralado por ese déficit que no cesa y que le llevó a aquel desafortunado cuasi ofrecimiento lascivo a Montoro. Porque a nadie se le escapa que no todo el dinero es igual ni tiene el mismo origen (¡que se lo pregunten a Bárcenas!), llamar por megafonía a los nuevos ricos que ha dado no sólo la Rusia emergente, lo cual sería muy positivo para todos, sino la otra, la que maneja una de las mafias más poderosas del planeta, supone pan para hoy, pero hambruna para mañana. Y no una cualquiera. Los golosos fajos de billetes del crimen organizado, los de los dueños y señores de la prostitución en toda Europa, del tráfico de armas y de otros mercadeos, ya llegó allá por los 90 a la Vega Baja sin preguntas incómodas y, antes de que el Estado pudiera reaccionar, el sur de Alicante se convirtió, como la Costa del Sol, en el reino de taifa de los «vor v zakone». ¡Qué flaca es la memoria de nuestros gestores! O qué roto está el saco...