Acuerdo en la ONU: el dictador sirio no volverá a usar gas para matar. Acuerdo contrario sensu: el dictador sirio matará cuanto quiera siempre que no use gas. Acuerdo implícito: las potencias no intervendrán directamente en la guerra. De este modo, el desenlace de la lucha entre un ejército regular bien engrasado y unas milicias entusiastas pero caóticas parece cantado. Puesto que la matanza proseguirá hasta la liquidación de uno de los bandos, con cientos de miles de refugiados y un terrible sufrimiento de la población, habrá críticas a la inhibición de Occidente, pero, ¿cabía otra cosa, estando formado por yihadistas el núcleo de los buenos a los que Occidente debería proteger? Premisa de cualquier intervención: voluntad clara y creíble de los protegidos de instaurar una democracia plena (después de escrito, me asusta verme como el Departamento de Estado de EE UU, en su versión benigna).