Dieciséis agencias distintas recopilando datos en sólo un país son muchos fisgones a cargo del presupuesto público, aunque sea un país rico como Estados Unidos. Las centrales de inteligencia son como los perros: uno los adopta porque transmiten cierta sensación de seguridad, pero luego es el perro el que tira del amo, el que decide cuándo mear. Es lo que tiene el imperio: si espía a sus propios ciudadanos „y también a los perfectamente anglosajones y protestantes de los cinco países con los que forma la red Echelon„ imaginen qué no harán con los morenitos, los eslavos, los germanos y los ibéricos (pata negra). Como las alternativas son China o Rusia, me apresuro a entonar la bonita jaculatoria que lleva por título Virgencita que me quede como estoy.

Por supuesto que la privacidad de las comunicaciones es sagrada, pero ellos son profanos y prácticos. El gran mérito de Snowden y Assange fue poner tripas al aire un sistema de disimulos: tú haces como que te enfadas mucho por semejante atentado contra la soberanía de un país y la privacidad de sus ministros y ciudadanos y yo hago como si te pidiera disculpas por fisgar. Mañana, seguiremos con lo mismo. Ni se les ocurra transmitir un dato delicado „delicado para usted, a ellos que les den„ por internet en cualquiera de sus ramas y aplicaciones, redes sociales o correos electrónicos. Para hablar de sus cosas, el bar que, además, es de gran utilidad psicoterapéutica y anima la economía.

Tampoco pague cosas importantes con una transferencia, ni aunque sea para comprar una tonelada de bombones Valor: sabrán que es usted adicto al chocolate y se les ocurriría, si no se les ha ocurrido ya, una nueva forma de tortura, perdón de métodos extremos de presión. Lo barato siempre sale caro y lo gratuito es directamente tóxico, salvo que creas que Obama te ama y, algo que sin duda requiere aún mayores dosis de fe, que internet es un sistema libre de comunicación en red sin núcleo ni jerarquías. En realidad, y dotándome de una poderosa imagen marjaleña, dejaron abierto el canal, esparcieron pan y entramos todos los patos. Es hora de salir.