Toni Judt, historiador británico, ya había dejado escrito „en Algo va mal„ que algo va mal cuando prima lo material frente a lo ético. Hoy ya no se puede „o no se debe„ ser espectador impasible ante los desafueros que se observan por doquier. De lo contrario, podría ser cierta la aseveración de que una sociedad tiene, siempre, los políticos que se le parecen. Tras el descalabro de nuestro sistema financiero, llegamos al de nuestros medios de comunicación públicos. Si en el ámbito financiero la responsabilidad política resulta evidente por su actuación determinante en los nombramientos de los consejeros y administradores „algunos de ellos, recientemente detenidos„ en la Radio Televisión Valenciana es la sentencia del TSJV la que advierte de los desmanes cometidos en la gestión, administración y expediente de regulación de empleo del ente público.

Es significativo observar cómo los valencianos hemos sido incapaces de crear un grupo financiero autóctono acorde con los intereses del tejido social de nuestra economía cuando sólo una economía sustentada sobre una base financiera sólida, bien gestionada, logra atravesar los difíciles avatares en los que se encuentra la economía productiva. Igualmente sucede con los medios de comunicación públicos capaces de generar un entorno de progreso económico en el sector audiovisual. No se trata, pues, de defender intereses particulares, sino de valorar las consecuencias del cierre en su justa medida. Y hacerlo principalmente en atención a su valor social.

Sólo faltaba, pues, que los poderes públicos nos privaran, por la mala gestión consentida del ente RTVV, de un medio de comunicación que debe alentar la unidad de los valencianos, la vertebración del país, la educación cívica, y el aprecio por la cultura propia. En fin, el respeto por nuestro patrimonio natural, cultural, ecológico, arquitectónico y, fundamentalmente, humano. Si no se entiende así, RTVV, efectivamente, está de más, aún cuando las pérdidas no fueran insoportables. Si se entiende así, no sólo debe recuperarse, cuánto antes, sino que debe cumplir con su servicio social „como si de una escuela o un hospital se tratara„ sin los desmanes de antaño.

La sociedad civil valenciana debe salir de su letargo y favorecer la recuperación. Exigir las responsabilidades justas, articulando unas redes sociales consistentes que impidan desafueros como los cometidos. En el año del trigésimo aniversario de la Llei d´Ús i Ensenyament del Valencià, la RTVV es un medio fundamental para el uso y la enseñanza de la lengua propia. Como lo es, afortunadamente, la labor de Escola Valenciana, cuya actuación, también, merece ser apoyada. Josep Vicent Boira, en un valioso artículo reciente titulado Elogio moderado de Valencia, afirma que nuestro país, visto con los años, necesita más cariño que severidad. En ello estamos, pero también más exigencia que condescendencia, más ética que corrupción, más memoria que olvido, más presencia de la sociedad civil „tan demandada por tantos„ que logre evitar que desmanes y despropósitos como los cometidos vuelvan a producirse.