La anormalidad instalada durante años en RTVV era de tal magnitud, que ahora que los profesionales de la casa han tratado de contar simplemente aquello que acontece „algo que debería haber sido su trabajo diario„ parece que emprendieran una heroica aventura. Tenían que anunciar a los cuatro vientos esas ansias de cambio y publicitar la revolución, pero, desafortunadamente, (Canal) Nou ha contado con unos voceros equivocados. Esos periquitos y periquitas que nos han venido convocando en defensa de una televisión pública, plural y en valenciano, son los mismos que hasta hace sólo unos días nos la mantenían secuestrada, patrimonializada en favor del PP y castellanizada en gran parte de su programación. ¿Por qué demonios vamos a creernos ahora sus proclamas? ¿Qué les ha movido a ese cambio tan radical de posición? ¿Acaso la amenaza que se cierne sobre sus puestos de trabajo, a los que algunos accedieron vía enchufe clientelar del PP? Calladitos y escondiditos, hubierais quedado más monos. Vuestras caras y vuestras voces son las mismas que han consentido la ignominia de esa casa.

La gran mayoría de trabajadores de RTVV no están representados por esos rostros teatrales que hasta hace poco nos camuflaban la realidad valenciana, se doblegaban ante el poder y adulaban a sus representantes. Buena parte del personal de RTVV abominaba de cuanto nos contaba esta gente, con sus sonrisas complacidas. Técnicos, realizadores, productores, administrativos, auxiliares y el resto de empleados que integran mayoritariamente la plantilla de RTVV no tienen nada que ver con ese grupito de periodistas venales que ahora se dicen arrepentidos, nos solicitan el perdón y nos piden solidaridad. «Lo pasado, pasado está» se le escapó el otro día a una de esas sagaces presentadoras que, durante años, día a día, ha venido protagonizando amables entrevistas a los políticos de turno y mostrándoles sus lisonjas. Y ahora, ¿qué?, ¿borrón y cuenta nueva? No, bonita „y bonitos„ no. De eso nada. Alguna responsabilidad tendréis en haber dejado a RTVV en los huesos, enjuta de audiencia y anémica de dinero. No vale con limitarse a culpar del desprestigio en el que sumisteis a la cadena, a esos directivos con lo que tan obsecuentes erais. Si Canal Nou está donde está, en la miseria económica y moral, es también por culpa de esas boquitas pintadas, esas cabezas engominadas y esas voces incapaces de abrir una vocal, que ahora pretenden escurrir el bulto y borrar el pasado. De ellos y, sobre todo, de los editores que, desde la Redacción, les manipulaban cual marionetas.

Disculpad que no me crea nada. No me fio un pelo de vuestras promesas, porque lleváis casi 20 años engañándonos. Sois las mismas voces ñoñas y las mismas jetas autosatisfechas que veneraban a Zaplana, glorificaban a Camps o elogiaban al mismísimo Fabra, ése al que ahora anatemizáis. Los mismos que silenciaban a Puig, zaherían a Oltra o ignoraban a Sanz. Hasta la semana pasada, estabais encantados de haberos conocido, mostrando vuestra satisfacción por el nuevo decorado que os acogía, fruto de un absurdo cambio de imagen corporativa, injustificable y pretenciosa, que le ha costado a la empresa el dinero que no tiene. Un caprichito de los nenes y su jefa.

La vileza que atribuís a quienes ahora se disponen a cortaros el suministro, es también la vuestra, porque durante todos estos años a la sopa boba del poder, al sol que más calentaba, le habéis hurtado a este pueblo su más importante vehículo de comunicación, para convertirlo en un instrumento de propaganda partidista, cuyo descrédito os ha sumido en el desprecio y el olvido de los valencianos. Habéis dilapidado un patrimonio cultural que hubo que implantar con el esfuerzo ilusionado de muchos trabajadores, inversamente proporcional a la frivolidad con la que vosotros os lo habéis cargado.

Ahora, no pretendáis zanjar tanta impostura con una ley de punto final que os exima de culpas y borre vuestras fechorías. Y corred raudos al armario, a descolgar las viejas chaquetas que habéis escondido. Por si acaso.

Ni siquiera en estos días en los que gozabais de plena autonomía, habéis sido capaces de hacer una televisión digna, rigurosa y seria. Al contrario, habéis caído en la autocomplacencia propia de los malos periodistas „esos que sólo se miran el propio ombligo, sin querer observar el del vecino„, que niegan la realidad si no les encaja en un titular. Ahora nos prometéis contar aquello que antes nos escamoteabais. Ahora, de repente, creéis en una televisión pública e independiente. ¿Ahora? Si la pusisteis al servicio del poder. ¿Os suena la tragedia del metro de Valencia? ¿Y Gürtel?.

Habéis vuelto a caer en esa ñoñez almibarada que tanto os gusta: «Els nostres pardalets, les nostres plantetes, les nostres festes...». Ridículo. No servís ni para diseñar vuestras propias campañas de imagen, que es con lo que nos habéis venido obsequiando estos días. Todo ha sido mera propaganda y autobombo. Lo siento por el gran esfuerzo desplegado por los trabajadores de Canal Nou. No merecen estar representados por mequetrefes a los que nadie se cree. Elegisteis mal, compañeros.