El Partido Socialista Obrero Español sale de su conferencia política, celebrada este fin de semana en Madrid, «más rojo, más morado y más verde». Con este mensaje resume su «número dos», Elena Valenciano, el giro hacia la izquierda que la formación pretende dar a sus propuestas a partir de ahora para volver a sintonizar con una mayoría del electorado e intentar aprovechar el desgaste que el paro y la crisis causan en todo gobierno, y también en el del PP de Rajoy.

La apuesta social, feminista y ecologista del nuevo proyecto del principal partido de la oposición permitió ayer a su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmar enérgico: «El PSOE ha vuelto», una sentencia que desvela que él mismo pensaba que se había ido, arrumbado por la responsabilidad de no haber reaccionado ante el tsunami financiero que se venía encima.

Los socialistas acentúan su izquierdismo con golpes de efecto como el compromiso de denunciar el Concordato con el Vaticano cuando lleguen al Gobierno o los silbidos de la platea al acuerdo oficial de mantener su apoyo a la monarquía. Sin embargo, salen de la conferencia con serios asuntos sin resolver, como el desencuentro con los componentes de su marca electoral en Cataluña, y el recurrente asunto de las primarias, llamadas a poner rostro y liderazgo al proyecto alumbrado en las sesiones de Madrid. Se esperaba a varios aspirantes a suceder a Rubalcaba, pero quien ha exhibido su fuerza ha sido la presidenta andaluza, Susana Díaz, quien ha mandado y templado en los debates.