Al exconseller de Sanidad, Manuel Cervera, le han pillado con el carrito de los helados. A saber, copiando „literalmente, además, sin retocar siquiera„una parte sustancial de su tesis doctoral. Es decir, haciendo un vulgar «corta y pega» que avergonzaría a cualquier estudiante universitario con un mínimo de pundonor. Con todo, aun siendo grave, no es lo peor del asunto. No. Dos responsables de dirigir esa tesis estaban al corriente „cuando no la impulsaron„ de la trampa perpetrada. Y uno de ellos ha esperado años para hacerlo público en lo que tiene toda la apariencia de una venganza personal. Todo ello deja en muy mal lugar a todos los protagonistas del chusco asunto y pone en cuestión su catadura moral y ética. Al tiempo que representa un serio borrón sobre el sistema de control por el que la Universitat de València se supone que ha de controlar la calidad y autenticidad de las tesis doctorales que aprueba. Enorme vergüenza para todos y sombra de sospecha, desgraciadamente, sobre un sistema que la UV, necesariamente, ha de revisar y explicar.