No levantó la voz, como había anunciado como rasgo irrenunciable de su carácter, pero al menos habló con claridad meridiana ante Mariano Rajoy y algunas de las figuras más representativas del Gobierno y la sociedad española. Alberto Fabra se presentó ayer en Madrid con un tono reivindicativo moderado, muy respetuoso en las formas pero contundente en el contenido. El presidente del Consell sabe que a la hora de reclamar una financiación justa que permita superar la marginación actual tiene tras él a la inmensa mayoría de los valencianos. Con este apoyo explícito, se plantó en la capital de España para advertir al Ministerio de Hacienda que no aceptará más recortes „Montoro exige otro tijeretazo de 389 millones para compensar nuestro exceso de déficit„ hasta que se modifique un sistema de financiación que tanto perjudica a la Generalitat. Fabra defendió que el problema de la CV no se debe al exceso de gastos, sino a la falta de ingresos, e ilustró el argumento con cifras que resultan muy reveladoras: en 2014 el Ejecutivo autonómico destinará 10.000 millones de euros a la sanidad y a la educación cuando del Estado sólo va a recibir 8.200 millones. «No podemos consentir más esa infrafinanciación por más tiempo porque va en detrimento de nuestra competitividad», remató antes de apoyarse en el dictamen de los sabios „expertos tan respetados en el PP como Barea, Lamo de Espinosa, Schwartz o Tamames„ que certifica la discriminación que sufre este territorio. Fabra habló claro. Ahora hace falta que le hagan caso.