os presupuestos municipales número 23 de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, están congelados. Ni aumentan respecto al año pasado, ni sirven para resolver los problemas de los valencianos, que son la falta de trabajo y la crítica situación de muchas familias.

La congelación del presupuesto de la ciudad de Valencia para 2014 es real, ya que no sube ni el aumento del coste de la vida, que el gobierno municipal ha utilizado para subir algunas tasas e impuestos el 2,1%.

Es verdad que unos presupuestos son algo más que un montón de números, son la plasmación de las prioridades de quien los aprueba. Son la voluntad política, en este caso de la alcaldesa Rita Barberá, de afrontar los problemas de los valencianos o de hacer dejadez de su responsabilidad.

Para el 2014 la alcaldesa vuelve a priorizar la devolución a los bancos, ya que el ayuntamiento está lastrado por la deuda de su «pasado de fiesta y despilfarro».

Esta deuda llegó en 2012 a 1.046 millones euros y a 30 de septiembre de 2013 estaba situada en 899 millones euros, según el Banco de España.

Pero este descenso de la deuda no se debe a la «virtuosa» gestión del PP, sino a que no podía seguir subiendo.

Si la prioridad de la alcaldesa fuese disminuir el paro, hubiera aumentado sustancialmente las ayudas al fomento del empleo y la inversión para crear puestos de trabajo. Algo necesario después de que en 2013 esta ciudad llegará a tener 100.000 parados.

Pero la inversión también está y estará congelada en 30 millones de euros anuales hasta 2016, la mitad de lo que se invirtió en 1992.

De hecho, si se quisiera volver a esos niveles de inversión en Valencia, y teniendo en cuenta el aumento del coste de la vida, la inversión tendría que ser en 2014 de aproximadamante 115 millones euros.

Para tapar esta insuficiente inversión la alcaldesa ha recurrido a una «trampa», al sumar las inversiones del Plan Especial de Apoyo a la Inversión o plan Confianza.

Pero claro, la maniobra tramposa se ha descubierto por la crítica situación de la Generalitat.

Además de que este «plan» lo que genera es «desconfianza» sobre todo en cobrar, con obras que tenían que haberse acabado antes de 2011 y que hoy están paralizadas por falta de pago, como las del propio ayuntamiento, el centro de mayores de Monteolivete o el polideportivo de Nou Moles.

Otra forma de luchar contra el paro hubiese sido no haber congelado los recursos destinados para limpieza y mantenimiento de jardines, algo que se ve en la suciedad que se acumula en las calles y en los Expedientes de Regulación de Empleo (ERES) que tienen que hacer algunas empresas contratistas.

Si la prioridad del equipo de gobierna fuese ayudar a las familias que están al borde de la pobreza, el PP hubiera aumentado las ayudas de emergencia a estos valencianos.

Además de no solo contar las ayudas que se dan, sino las que no se pueden conceder por falta de recursos.

Pero frente a la congelación de la alcaldesa, Rita Barberá para el año 2014, es necesaria, como hemos propuesto los socialistas valencianos, «más madera» en inversiones y en iniciativas que generen empleo y en ayudas sociales a muchos valencianos.