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Camba redivivo

Lo veo, me admiro y no me lo acabo de creer: pese a que ya han pasado dos años de su cincuentenario, Julio Camba sigue de moda (de mi aprecio nunca lo apeé). Y eso tiene su mérito: en España las conmemoraciones poseen un regusto a funeral donde plañideras y herederos van, sobre todo, a ver que su deudo no ha sido olvidado o, peor aún, que los rezos van para otro. Y siguen llegando sus libros, en nueva edición o en inventos de síntesis como Caricaturas y retratos, que es el último que me he comprado ¿Será verdad que el humorismo ya es un ingrediente normal de nuestro repertorio estilístico? Porque sería buena señal.

Caricaturas y retratos es más interesante para estudiosos que para lectores de infantería y perpetra atrevimientos como juntar dos artículos en uno, aunque en el retrato de Pío Baroja, de don Carlos Marx o de un sorprendente Nietzsche germanófobo, brilla el genio del mejor escritor de Villagarcía de Arousa.

El humor moderno español es un invento gallego con Fernández Flórez y Camba en vanguardia; luego fue madrileño con Miura, Tono y Berlanga „tremendo epígono„ y los raros y fantásticos Jardiel Poncela y Gómez de la Serna (y Edgar Neville). En la lejanía, El Quijote „que Nabokov tenía por libro bárbaro, Santa Lucía no le iluminó„ y el Tirant. La pista gallega continúa con el colosal edificio de alucinaciones y devaneos construido por Cunqueiro y José Luis Cuerda, después de acometer El bosque animado de Fernández Flórez y esa gesta del humor que es Amanece, que no es poco, se compra viñas en Galicia, la mejor forma de avecindarse.

Ahora tenemos a Javier Marías „que cuando renuncia a la seriedad puede ser descacharrante, ahí donde lo ven„ el humor de diván de Juanjo Millás, las lucubraciones divertidas de Sergi Pàmies y hasta humoristas de carrera como Buenafuente o el Gran Wyoming. Puede que estemos dejando atrás la mala saña y la caspa ibéricas. Cuarenta años más de libertad y seremos enteramente europeos, aunque para entonces Europa puede haber regresado a una ensimismada barbarie de racismo y tartas sacher.

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