El último barómetro de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) nos alerta de que el 78 % de los mayores valencianos ayuda de forma necesaria e imprescindible a hijos o familiares y que la cifra va en aumento desde que comenzó la crisis. La misma generación que trabajó y ahorró durante toda una vida, a la que se les ajusta sus pensiones y se le exige un copago brutal, es la que, forzada por la acometida neopolítica antisocial, se independiza y deja de ser dependiente para ofrecer cobijo y atención básica a aquellos que deberían ser sus cuidadores naturales. Qué frustación han de sentir al ver que su principal objetivo como padres no se cumple: ver a sus hijos vivir plena y autónomamente. Y todo esto ocurre aquí, en uno de los países más envejecidos del mundo. La ONU estima que en 2050 el 36 % de la población española será mayor. De modo que a los iluminados de la precarización laboral y el beneficio a corto, les auguro un largo calvario, tanto como aumenta la longevidad, que ya está en 82 años y que rondará los 90. Aviso a navegantes.