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Jesús Civera

Diputada y mártir

El PP entroniza a Mónica Oltra al arrancar la campaña de las europeas, para disgusto del PSPV y de EU. Diputada y mártir (tonadillera y mártir -si me permite la expresión y salvando las distancias- se decía de Isabel Pantoja tras la muerte de Paquirri en la arena). Una víctima. Si el PP no hubiera sucumbido al caos, se diría que su estrategia resulta finísima y anda cargada de intencionalidad. Consagrar a Oltra para que el PSPV bese el suelo. Pero el PP está dominado por el sutil encanto de la improvisación, y su propósito último encierra tan solo un simple castigo a Oltra, sin más pretensiones. La voluntad de ubicarla en un lugar generoso del Olimpo es, por tanto, un mero accidente. La diputada, y a partir de ahora, también mártir, compartirá altar con los desarraigados, vertidos hacia un mundo pavoroso por causas injustas, pero, a diferencia de éstos, lo hará desde un exilio dorado, sin ninguna angustia. Tras la deificación, el PP ya se puede retirar a su balneario, no sin antes admitir con resignación que el tripartito es un órgano multicelular, donde las piezas maquinan solas. La nueva condición de Oltra como diputada -y mártir- ejemplifica la dificultad de sumar los peones, porque el PSPV es un partido institucional, y Compromís, pues no se sabe.

Compromís, en su nueva deriva, tiene un problema con las instituciones. Está a un paso de impugnar su legitimidad, (sucedió ayer con el presidente de las Corts), lo que le empuja a considerar el hemiciclo soberano como una representación, y de ahí que opte por la búsqueda de escenas. La práctica de la objeción le aporta votos del descontento social: un caladero perfecto. La clase política está desprestigiada y la partitocracia gobierna las instituciones: un sector de la sociedad percibe que no participa en la toma de decisiones. Compromís asimila sus demandas. Más o menos, ese es el ideario. ¿Y cuál es el nuevo modelo? ¿Dónde están los cambios en la estructura -no en los adornos- que propone Compromís? Por el momento, los papeles están repartidos. La espontaneidad del PP ha logrado victimizar a Mónica Oltra, que figurará en la mitología, encantada de sentarse en el Parnaso hasta que el PP decida apearla. (Y cuando se pongan a pensar las consecuencias de su actuación renunciarán a bajarla: busque Fabra en la hemeroteca y observará por qué sus antecesores en el Palau engordaban -trataban de engordar- al Bloc en otras épocas. Pues igual.)

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