Hay en terrible error de concepto en las categorías inferiores del Llevant UD. Aunque Villarroel sea ya un recuerdo borroso perviven algunas de las dinámicas que se instauraron con él, mientras el Manolo Salvador de los milagros también era el director deportivo del club. De todos es sabido que al expresidente le encantaba «jugar a los cromos» en su cortijo, comer con representantes y «descubrir» nuevos talentos. A nadie escapa que el filial era la plataforma desde la que proyectar a todos esos futbolistas. Por eso funcionaba como un equipo independiente y de ahí también la obsesión que siempre hubo por ascenderlo a 2ª División.

Hoy esa mentalidad sigue vigente en Orriols. Y el Atlètic Llevant es algo ajeno a la cantera. Observen lo que ha sucedido este año: el filial ha descendido a 3.ª, mientras el Juvenil de División de Honor ha completado una temporada espectacular. En vez de formar al filial sobre la base del juvenil, se ha optado por traer desde otras latitudes a futbolistas de cierta edad. El Atlètic Llevant está a años luz de ser el escalón último para docenas de canteranos que sueñan con llegar un día al primer equipo. Funciona como un club aparte que planifica la temporada en función de unos objetivos deportivos; no para formar jugadores para el primer equipo. Con este modelo de filial se minusvalora la importancia que debería tener para el Llevant contar con futbolistas que han aprendido a amar el escudo desde las categorías inferiores. Y lo cierto es que el ascenso a 2.ª B debiera ser secundario; lo importante es filtrar el talento (más que demostrado) de las categorías inferiores y nutrir de jugadores al primer equipo.

Desde la llegada de Quico Catalán a la presidencia se intuye el interés por potenciar la cantera, a tenor de la cantidad de equipos, de la capacidad de los cuerpos técnicos y de sus resultados exitosos. Sin embargo, a la hora de la verdad, desde la dirección deportiva se prefiere traer a jugadores de medio pelo y no dar la alternativa a chicos de la casa.

No creo que los vascos sean, per se, mejores futbolistas que otros. Ni creo que Lezama tenga más capacidad que Bunyol para forjar buenos jugadores. Lo que les otorga un plus es el compromiso firme que muestran desde el club, históricamente. De ahí que, a menudo, jugadores sin un talento especial acaben dando un rendimiento extraordinario por un plus que es aparentemente intangible. Pero nada de eso: el compromiso con el escudo, el conocimiento de la casa, la adaptación o sentirse parte de un proyecto especial son factores que permiten ganar puntos. Es obvio que en un abrir y cerrar de ojos no se puede implantar una política deportiva con escasa tradición, pero un proceso paulatino podría ser rentable para el Llevant. Desde el punto de vista económico porque a medio y largo plazo es más rentable formar que comprar y vender. Y desde el punto de vista deportivo, por ese plus del que hablábamos.

¿Cómo será el proyecto deportivo del Llevant 2014-15? Parece que con pocas incorporaciones, además de Gavilán y Sissoko, un portero de garantías si se marcha Keylor, el delantero habitual que Salvador se suele sacar de la manga y cuatro chavales de la casa: Camarasa, Morales, Iván y Roger. La reincorporación de los cuatro podría ser sintomática, en la política deportiva del club, para perfilar un Llevant del futuro en el que la cantera cobre un renovado protagonismo. El futuro de la Liga será bipolar: sensatez y cantera versus excéntricos millonarios. Y esto último no lo queremos ver por Orriols ni en pintura.