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Somos pusilánimes

De lo de Irak, ni hablar, ni pío, claro, excepto si eres Tony Blair y tienes la cara de cemento armado. Los que en su día aplaudieron la invasión callan o silban con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en el horizonte. Durão Barroso, que era el cuarto de la foto de las Azores (aunque tuvo la habilidad de no salir), ha lanzado una andanada contra el Banco de España, que no detectó la corrupción de nuestras cajas. Seguramente lleva razón, pero podría haber dejado un hueco para homenajear a quienes detectaron armas de destrucción masiva donde no las había. Vamos a la guerra por cosas que no existen y se nos pasan las que existen. El caso es que Irak, después de la reconstrucción con la que se forraron los accionistas del crimen, es hoy un ejemplo de desestabilización universal. Aprenda usted a desestabilizar en cuatro días.

Echa uno la cabeza para atrás, cierra los ojos de puro cansancio cósmico, y le viene a la memoria la escena aquella en las que los parlamentarios de Aznar aplaudían como locos el sí a la guerra. No parecía que estuvieran en un parlamento, ni que acabaran de apoyar una masacre. Parecía que acababan de ver un Shakespeare magistral, un Otelo, no sé, un Macbeth, un Mercader de Venecia. Le viene a uno a la memoria aquella escena fúnebre y se pregunta qué rayos pensarán hoy los aplaudidores de antaño. ¿Se ruborizarán un poco al ver por la tele los fusilamientos al por mayor llevados a cabo por Al Qaeda, organización a la fortalecieron con sus mentiras? ¿Sentirán piedad por la población civil muerta o desplazada como consecuencia de aquellos polvos? ¿Les quitará cinco minutos de su sueño todo ese horror?

Quizá no. No se advierte muestra alguna de arrepentimiento. ¿Por qué? Porque el crimen político solo nos afecta a la gente de a pie, por naturaleza pusilánime. Una vez que te subes al coche oficial o al escaño, todo se convierte en pura mecánica desprovista de alma. No hay pena, no hay culpa, no hay dolor. No hay nada, excepto negocio (¿a cuánto se cobra ahora una conferencia sobre Irak impartida por uno de sus destructores?). Si acaso, un golpe de cinismo como el protagonizado por Blair. Aznar debe de estar de viaje.

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