Recordemos que fue Felipe González el que conceptuó a los ex, incluido él obviamente, de jarrones chinos, a su cese. Pero a la vista de sus frecuentes intervenciones, sobre todo de Aznar y de él, lo que hacen más que decorar es incordiar, en especial a los de su ideología o partido, cuando no al resto de los ciudadanos.

Agravado en el caso de Aznar, (que va por la segunda derrota judicial en sus reclamaciones por su honor lesionado, declarándose judicialmente que fue el ideólogo de los sobresueldos, además de perceptor) porque a lo suyo, a sus perlas que no son leves, hay que sumar las de su señora, Ana Botella, que tampoco es manca, aunque no sea un jarrón chino, ventaja pues que le lleva Felipe González que por razones obvias se limitan a él mismo aunque a veces sean devastadoras, como en la campaña de las elecciones europeas sobre la conveniencia si se estimara necesario de que se unieran los dos grandes partidos, a lo que tuvo que salir en tromba el PSOE negando en absoluto tal posibilidad.

Por no remontarnos a principios de año, en el que nos obsequió con la boutade, de pijo de altos vuelos,de aburrirse en las reuniones del Consejo de Gas Natural, lo que supone además de un alejamiento del más elemental socialismo el olvido de los millones de españoles en paro.

A lo que parece estos jarrones chinos más que vacíos, parece que están rotos y si bien es verdad que los cargos de González no llegan ni con mucho (a los de Aznar, que supera la decena), además de lo de Gas Natural-Fenosa, asesora al Presidente de Indra y es del Consejo de Farmaindustria, sin olvidarnos de su asesoramiento a Slim.

Tampoco merece olvidarse de su ataque sino feroz, si reiterado al grupo político Podemos, que al parecer ha partido a los dos grandes partidos y en los que Felipe se ha unido a los ataques que por todos los flancos se han dirigido a este convulsionador grupo, mutándose casi en un Inda, Rojo, Marhuenda o Cospedal, todos, unidos contra el ventarrón que ha supuesto la entrada de este nuevo partido en el estancado y aún a las veces pútrido ámbito político.