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El retraso de Cuatro

No es la primera vez que hablamos por aquí de la falta de cintura de las cadenas españolas, con triunfos como emitir series abandonadas por las audiencias en su país de origen, Estados Unidos. Pero Cuatro ha conseguido esta semana un nuevo hito. Cuando los seguidores de Sleepy Hollow ya cuentan las horas para que Fox estrene la segunda temporada, a principios de septiembre, Cuatro decide estrenar... ¡la primera! Sí, señor. Ahí. Con valentía.

Además, lo hizo a lo grande. Emitió nada más y nada menos que tres capítulos casi una cuarta parte de la temporada, que tiene 13. Mi cabreo hará que se carcajeen en las oficinas de Mediaset, porque promediaron un 11,7 % de share con 1,7 millones de espectadores, lo que supone el mejor estreno de una serie en la cadena desde Un mundo sin fin en 2012. Todo ello, además, el mismo jueves en que TVE estrenó Mr. Selfridge el enésimo intento de copiar la receta de Downton Abbey con unos datos muchísimo más discretos. De éxito en éxito que van por Prado del Rey.

El caso es que el estreno de Sleepy Hollow que, no me canso de repetir, va dirigido a un público distinto de aquel que, a estas fechas, ya ha visto toda la primera temporada y espera con ansias la segunda y hasta aquí puedo leer, consiguió lo que pretendía Cuatro: audiencia. No es de extrañar. La serie de corte fantástico, que bebe de otras como Sobrenatural, Fringe y Érase una vez, fue un rotundo éxito cuando se estrenó y ha triunfado en ese complicado hueco seriéfilo que se forma entre las True Detective y las Reign: el que han de ocupar las series buenas, no soberbias pero tampoco mamarrachas. En fin, que Cuatro siga a lo suyo, cosechando audiencias, que los espectadores de series de televisión seguirán a lo suyo, que suele ser no ver la televisión.

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