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Aquellos elegantes africanos

Menú futbolístico: Elche-At. Madrid, Athletic-Córdoba; Barcelona-Espanyol;Levante-Getafe; Granada-Valencia y Eibar-Almería. Variadito y con un time-table que permite dedicarse a otras actividades más saludables para el cuerpo y la mente. Mens sana.... Que no sólo de fútbol vive el hombre... ni tampoco la mujer. Primera constatación: los actuales futbolistas africanos, que tanto abundan en la Liga, no tienen nada que ver con aquel selecto ramillete de jugadores negros importados en los 70. Casi todos eran finos estilistas, de juego y porte elegante, unas veloces gacelas que, solamente con la mirada, quebraban al rival y le desbordaban en sprints prodigiosos. Estos de ahora son, por lo general, rudos leñadores malencarados, desaliñados, que abusan de los codos y los antebrazos para imponerse. Contundentes, pero muy rudimentarios... La jugada más repetida en cualquiera de los partidos mencionados tenía tres partes: saque largo del portero; un par de futbolistas intentan controlar el balón en la franja central; uno de ellos, normalmente de color, comete falta que se ejecuta bombeada sobre el portero que había sacado; este sufre la acometida de otro negro... Nueva falta... y vuelta a empezar. Así, el balón está más tiempo parado que en movimiento; apenas se combina, ni se engaña al rival con treta alguna como hacían aquellos africanos de antaño; no se prodiga el regate, ni la finta, ni el quiebro... En los tiempos del esplendor negro, el maliense Salif Keita galopaba a sus anchas por Mestalla sin que sus perros de presa lograran darle alcance. El argelino Rabah Madjer „nada que ver con su paisano Soso„ encandilaba a la grada con regates sublimes... No queda nada de eso. Se impone la pelea atlética en lugar de la técnica depurada. Es un fútbol de coz „patada a seguir„ y de hoz „pasa el balón pero no el hombre, al que previamente se le ha segado la pierna. Hay más fútbol de taco-taco que de toque-toque...

La LFP se esfuerza en programar los partidos con horario escalonado para que se pueda seguir el supuesto mejor fútbol del mundo y la cotización televisiva del producto aumente. A este paso, y con la calidad media que ofrece la Liga BBVA, lo normal es que el personal salga escopetado, huyendo por piernas de los estadios, un reducto inseguro de agresividad, malos modales y aturdimiento, y acabe cambiando de canal en busca de una oferta televisiva más atractiva. Hay que tener estómago y atesorar mucho sentiment, para tragarse un bodrio como el del otro día entre el Granada y el Valencia, un partido infame, donde no se vio trenzar tres pases seguidos. Y así, en la mayoría de los campos... O el fútbol español se replantea la política de fichajes, primando la calidad de los refuerzos por encima de otros intereses, o tanta medianía no habrá quien la soporte... África estaba predestinada a ser la gran reserva del fútbol del siglo XXI. Alcanzado este, y a la vista del desastre de jugadores de ese continente que pululan por nuestra liga, aquel sueño lleva camino de convertirse en la gran frustración.

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