Opinión

Agustín Zaragozá

Propósitos

Este Año Nuevo me propongo ejecutar unos propósitos que, como todos, acabaré incumpliendo. Replantearse mejoras que beneficien tu salud moral y psicológica ya es en sí mismo un deseo halagüeño. Siendo mi caso que no fumo, abandonaré otro vicio inmundo, a saber: las columnas de opinión. En absoluto escribirlas, que es mi particular venganza contra el mundo, sino leerlas, gesto que merma progresivamente mi espuria cordura. Si el humo contamina, imagínense las dosis de cochambre periodística que perjudica el ambiente. ¡Ya vale de intoxicarse por mor de la cultura! Escasean los maestros de lo opinable, salvando, cuanto menos, a Juan José Millás, Emili Piera, Maruja Torres, Quim Monzó o Antonio Gala. La columna es el género periodístico por antonomasia, esa ventana polivalente que dosifica la bilis: expresarse, denunciar o desahogarse, adoctrinar si se tercia, vacilar, cotillear, abofetear? Se diría que la columna es muy sufrida. Hay cierta simbiosis entre la de opinión y la vertebral. Paradojas periodístico-fisiológicas.

Abundan las carentes de contenido, usualmente cargadas de retórica barroca e ininteligible, rematadamente soporíferas, impropias de un alfarero de lo cognitivo. Ortega decía que la claridad es la cortesía del pensador, sabio consejo ninguneado por esa cohorte de columnistas desconsiderados. A ver si este 2015 se premia, no a los notables, sino a los sumamente desbaratados y mediocres. Me divertiría algo así como un top ten de columnistas tocomocho.

Cambiando de tercio, dedicaré más atención a Sálvame y a mi sobrina Isabel. Me obsesiona esa absurda idea según la cual sus espectadores escasean de inteligencia. Vale que su contenido sea desaconsejable a cierta edad, pero, ¿qué pecado comete uno echándose unas risotadas con Karmele Marchante? Me desternillo imaginando en la televisión a algún que otro columnista. Quizá el índice de audiencia marcase el hito histórico de cero. O sea: que ni el amor de madre soportaría tal sopor. A la mía, que sí me lee, e incluso a quienes alimentan mis bostezos: ¡feliz Año Nuevo!

Tracking Pixel Contents