Opinión

Francisco Esquivel

Año de nieves

El ministro de Justicia inauguró la reforma integral de la Audiencia Provincial de Alicante por la que su presidente llevaba clamando ni se sabe el tiempo puesto que las condiciones para dar, impartir y recibir, más que lamentables, resultaban impropias de un país de la UE. Ya de paso, el titular del Departamento no tuvo inconveniente en anunciar que el Gobierno lanzará una oferta de empleo público. «Los niveles de trabajadores temporales son demasiado altos», remarcó el debutante. Tres años largos batiendo el récord mundial de contratos efímeros en este y en cualquier sector que se precie y, de buenas a primeras, caen del guindo. Pero, con un poco de pasta, no basta. El Consejo de Ministros aprobó también la incorporación de jueces, con 282 nuevas unidades „«la mayor creación de plazas judiciales en 25 años»„, 33 de las cuales han caído en la Comunitat Valenciana, con la pedrea muy repartidita. Y no se muevan de donde estén porque hay más. La visita no pudo estar mejor aprovechada. Aseguró que «ante la posibilidad de que el tasazo „impuesto por su resabiado antecesor„ esté provocando alguna limitación al derecho de acceso a la Justicia por parte de los ciudadanos es conveniente revisar las cuantías a la baja».

¿Qué me dicen? Aún no ha dado tiempo a quedarse con su nombre y alguien podría pensar que lo que quiere es quedarse con nosotros. Resulta chocante que, dentro del ritmo judicial al que estamos resignados, el único que corra sea el ministro. Pero además de lo anunciado por Catalá, que así se llama el rey mago, ya se han sacado de la manga 400 euros por parado de larga duración „aunque el ocurrente fuera Zapatero„; menos impuestos para empresas y contribuyentes; un impulso al mecenaz- go y ¡al cine! y, Gallardón, al paredón. Y esto no ha hecho más que empezar.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents