Opinión

Rubén Malonda

Nuevos robos

Estamos acostumbrados a conocer nuevos casos de corrupción en los que los gobernantes prevarican, malversan y roban dinero público en una nefasta gestión. Cierto es que no todos, pero parece que muchos de los que tienen oportunidad y unos años de experiencia, suelen caer en la tentación. Pero lo que no vemos tanto en los medios de comunicación, son las maneras que adopta el Gobierno para robar a los ciudadanos y es que ingenian nuevas formas de llenar las arcas con las que hacer proyectos para que les volvamos a votar. Ingenuamente piensan que con una nueva plaza a final de la legislatura, o una bajada del 1 % del IRPF, les volveremos a votar.

Así pues, aparte de subir impuestos, bajar el sueldo a los funcionarios y otras medidas similares que no requieren más que una tarde y una calculadora, ahora se les ha ocurrido sangrar a los que compran una vivienda con un nuevo complemento. Una medida perfecta para acabar de hundir el sector que ya estaba paralizado ante el fantasma de la deflación. Si bien es cierto que, antes de la crisis, una manera de blanquear dinero era con la compra de viviendas, en estos momentos los notarios certifican que esta práctica es prácticamente inexistente. Aun así, el Gobierno ha aprobado una revisión según la cual los ciudadanos estamos obligados a pagar los impuestos de acuerdo con el valor de la tasación en lugar de la compra. Algunos bancos se han apresurado a intentar que los tasadores ajusten el precio al valor de compraventa, pero algunas víctimas contemplamos con indignación e indefensión cómo Hacienda nos exige el pago de miles de euros y alega que actúa siguiendo la normativa vigente y que el Supremo le da la razón.

Siguen tratándonos de ingenuos, que pagaremos sin olvidar a quien nos roba. Es de sentido común que cuando uno compra una vivienda, calcula minuciosamente los gastos a los que va a hacer frente antes de decidirse. Las cantidades que exige Hacienda al cabo de años de haber comprado la vivienda hacen temblar a una economía doméstica que lucha por sobrevivir a esta crisis. Pensar que una mala ley ampara a las decisiones de los gobernantes es indecente. Robar es robar, sea a escondidas o por decreto ley.

Los ciudadanos tendremos muy en cuenta estas medidas a la hora de emitir nuestros votos. Espero que sean éstas las las últimas Navidades en las que los gobernantes actúen impunemente y de espaldas a la ciudadanía

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