Opinión

Francisco Esquivel

El miedo sí que es mortal

Está resultando duro escribir. Y más hacerlo sobre actualidad que nada tiene que ver con la barbarie del distrito 11 de la ciudad del Sena. A una buena ristra de los que nos dedicamos al oficio lo que nos habría gustado es dejar el espacio en manos de los que descerrajaron, entre otros a los colegas, para que se acostumbraran a decir lo que piensan. Pero no podemos engañarnos, los ordenadores acabarían hecho añicos. Dos años atrás, el hoy asesinado director del semanario satírico afirmó en Le Monde: «No tengo hijos ni esposa ni coche ni crédito. Esto puede sonar un poco pomposo, pero lo cierto es que prefiero morir de pie que vivir de rodillas». Voces autorizadas de instituciones representantivas deslizaron en su momento que igual Charlie Hebdo debía plantearse bajar el pistón. No nos volvamos locos. Si se cede a la amenaza, con ese arma a su disposición, perderemos lo conquistado.

La atrocidad perpretada en el despacho laboralista de Atocha me pilló en París siguiendo fascinado las huellas de artistas y pensadores que iluminaban las maltrechas mentes de los españolitos criados en el franquismo. Pero resistir entonces hizo posible que el verano pasado por la madrileña placita Santa Ana pudiese comprar, junto a decenas de curiosos, la revista Mongolia que, en una llamativa portada con el titular de «Felipe y su abuelo se van a la playa», sacaba un montaje con el rey y Franco desnudos. Spain no is different. En Francia, la profesión se ha ofrecido a los supervivientes para sacar el próximo número. Quieren tirar un millón de ejemplares. Cuanto más vendan, más fuertes seremos todos.

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