Opinión
Xavier Ribera
Cicatrices de una crisis
El tránsito de 2014 a 2015 ha sido de todo menos anodino. Lo peor, el repunte de la xenofobia en la Alemania de Ángela Merkel y la masacre integrista de París al estilo neofascista de la matanza de Atocha en Madrid (1977) donde se asesinó a cinco abogados laboralistas. La dama del CDU, que vino del Este, amenaza a los griegos con ser expulsados de la zona euro, si vence en las elecciones anticipadas el partido Syriza de Alexis Tsipras.
El proyecto europeo vive horas bajas, cuestionado por británicos y alemanes en uno de sus principios fundamentales de la Unión Europea: la libre circulación de personas y trabajadores. Las manifestaciones y posicionamientos políticos anti-islámicos en Francia, Alemania y Bélgica, junto a la reavivación de formaciones estatalistas intolerantes en Holanda y Austria, sitúan a la UE en el momento más desdichado de la crisis, cuando sus secuelas emergen por doquier.
Pobre Europa encenagada en Ucrania a manos de la Rusia de Putin con la aquiescencia germana, ante la mirada abatida de la República Francesa y el desdén británico. Débil UE en pleno reposicionamiento estadounidense, que acecha la efervescencia de la dictadura china y planea en el ocaso de la hegemonía del petróleo.
En el entorno doméstico, una vez destapado el engendro, por el que se pretende salvar la sanidad pública, mediante la gestión privada de sus centros, se reabre la polémica por el deterioro en el cuidado de la salud de los valencianos. El Hospital General de Valencia y su Consorcio, cuya gestión público-privada no se sonroja al falsear los presupuestos, han sido puestos en tela de juicio. Pretenden extender su experiencia a Perú „a Lima se trasladó el pasado verano una nutrida excursión privada de sanitarios públicos„ y a México o a Haití. La polvareda que se ha levantado por el suministro de tratamientos sanadores a los enfermos de hepatitis-C, deja en evidencia la caótica atención sanitaria pública que despilfarra dinero de todos en hospitales superfluos, mientras niega medicamentos a los pacientes que los necesitan para vivir.
La confluencia de asuntos conflictivos en investigaciones judiciales y policiales acrecienta las tensiones internas del Partido Popular ante las próximas citas electorales. ¿Será Alberto Fabra el candidato a presidir la Generalitat o vendrá Esteban González Pons de Bruselas a sustituirle? ¿En qué queda la imparable ascendencia de María José Català o de Isabel Bonig? ¿Qué va a ser de la alcaldesa de Elx, Mercedes Alonso o del inquieto Alfonso Rus? ¿Quién optaría a presidir el Ayuntamiento de Valencia si Rita Barberá fuera designada para abrir la lista de la Generalitat? ¿Dónde se ubicará José Císcar, silente conseller de Agricultura, antes imprescindible? El destino del actual delegado del Gobierno en la CV, Serafín Castellano, forma parte de las intrigas que atormentan al Palau del carrer dels Cavallers. Los servicios prestados se pagan o se intentan cobrar. El fiasco de las concesiones de las TDT sigue sin esclarecer por su mentor, González Pons.
Las novedades se han de suscitar en torno a los casos Valmor-Fórmula 1, Nóos, Emarsa, Feria Valencia, Autoridad Portuaria, Gürtel,o el municipal Convention Bureau. Ni estos asuntos ni el uso y disfrute de las siniestras facturas de caja, son otra cosa que dinero opaco ni han finalizado su recorrido. No se ha esclarecido el papel del Institut Valencià de Finances, ni el de la Sociedad de Garantías Recíprocas, ni la culpa de la Generalitat en el desastre financiero de Bancaja-Banco de Valencia „ruina de 50.000 accionistas„ y Caja de Ahorros del Mediterráneo, ligada al cantón alicantino de Castedo y Ripoll. ¿Qué pasará si eclosionan los volcanes de los 17 institutos tecnológicos alineados en Redit, siguiendo los pasos de alguno que ha iniciado la caída al abismo? Hemos olvidado los pagos a Julio Iglesias desde el Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX) que apuntaban directamente a Eduardo Zaplana a manos del prescrito José María Tabares? ¿Qué fue del Impiva?¿Cómo se entiende la devolución de favores a los adjudicatarios de las ITV privatizadas y repartidas a punta de decreto?
Si los dirigentes políticos y empresariales, que van de la mano, contemplaran el porvenir en perspectiva, verían cómo antes que pregonar una recuperación a largo plazo, les conviene restañar, como puedan, las heridas que ha ocasionado la crisis en el tejido social. Si no aciertan en el diagnóstico para curar tan profundas lesiones, sus recetas que, por burdas y necias, carecen de credibilidad, pueden dar al traste con sus insaciables pretensiones. A base de dinero se compra casi todo hasta que la clientela dice basta.
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