Opinión

Baltasar Bueno

Sant Antoni, el más popular de los santos

Si el calendario litúrgico tuviera un «hit parade», la palma se la llevaría siempre Sant Antoni del Porquet, quien a pesar de ser un santo egipcio de las primitivas comunidades cristiana, siglo III d. C., lo hemos nacionalizado en tierras valencianas como algo muy propio.

En el mundo rural, no hay pueblo que no tenga una fiesta a san Antón, siempre muy viva, porque, afortunadamente, el pueblo y la propia Iglesia, ha dejado en manos de los jóvenes, los quintos, esta fiesta, que es especialmente grande en el interior.

Hoy vemos al santo especialmente implicado en la bendición de los animales „¿Quién no tiene un perro o un gato en casa qué cuidar y mimar?„, pero a lo largo de la historia sant Antoni ha servido para todo: desde remedio para el mal de muelas hasta el de amores. No falta en el cancionero popular valenciano atribuirle al santo una cierta picardía: Sant Antoni del porquet, / que a les velles fa carasses/ i a les jovens fa l´ullet.

Como el calendario rural se ha regido siempre por la referencia a las fiestas de los santos, tiene el que nos ocupa su propio refranero: Sant Antoni del porquet, és el primer sant del fred, A sant Antoni fa fred com un dimoni, Sant Antoni un pas de dimoni, A sant Antoni la perdiu busca matrimoni, ?

En materia gastronómica, en torno a la fiesta del santo es una constante el panoli o pa de sant Antoni, pa beneit en forma de rollo o coca, hecho a base de harina, aceite, azúcar, agua y levadura, con las correspondientes variantes de llavoretes, lima, aguardiente, huevo, moniato, carabassa o leche dependiendo de la comarca donde se esté. En los pueblos de montaña, cerca de la fiesta se procede a la matanza del cerdo.

El fuego, las hogueras por la noche, es elemento que nunca falta, en torno a la cual se cena, salta o baila, de acuerdo a diferentes tradiciones de deseos y conjuros, así como desfilan y se queman demonios como ocurre en Benicarló. También se cuentan y recuentan viejas historias en torno a pequeñas hogueras que por las esquinas monta la vecindad, además de la grande de la plaza mayor.

Los pueblos del llano y ribereños del mar destacan por su desfile de caballerías, entusiasmados labradores y ganaderos que gozan de exhibir sus animales de tal manera que programan la fiesta de san Antón en diferentes fechas del mes de enero y hasta de febrero para poder acudir a todas, visitándose unos pueblos a otros en esta fiesta de honda raigambre en nuestras costumbres y tradiciones.

Un santo al que las chicas jóvenes acuden a tocar la campaneta del porquet per a que els ixca novio y al que el común de la gente se le aclama en sus ancestrales Gozos diciéndole: «Bendito y sagrado Antonio / excelente confesor, defendednos del demonio, /de fuego, mal y dolor».

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