Opinión

Francisco Esquivel

El superviviente

Comparado con lo que le sale al paso, yo creo que el presidente Fabra habría andado más tranquilo protagonizando Homeland. Todo su empeño en que Castedo se fuera es por recuperar gramos de tranquilidad tras el tormentón y hacer la travesía lo más tranqulita posible. Este es el sentido primigenio por el que se produjo en el Ayuntamento de Alicante el relevo que se produjo ayer. Pero Fabra no se priva de nada. Ni de la incertidumbre a la que ha sido sometido aunque Floriano lo tenga ya en sus oraciones ni de un marrón tras otro. Rehúye la herencia recibida, no porque sea la de los suyos, sino porque no hablaría de otra cosa. Lo dicho. Las penurias y sobresaltos del sargento Brody en la extenuante serie, unas sesiones de spa al lado de un día cualquiera del molt Alberto. Y, ayer, no iba a ser distinto. Del montaje por todo lo alto dispuesto para procurar el remanso de paz, solo disfrutaría a medias ya que en la víspera, además de saltar los Alperi y Milagrosa de nuevo, salió otro informe de Anticorrupción. En éste se constata la forma grosera en que su antecesor se saltó la ley con la Fórmula 1 dentro de una secuencia que incomoda al actual responsable del Consell gracias a la conducción temeraria de la piloto Johnson. Así que no debe ver ya ni las motos en la tele por si acaso. Aunque enterrar a Camps será más fatigoso que a Castedo, lo de ésta no se lo pierdan. Como era de prever, la gracieta de acudir a Tele 5 ha generado una secuela en la competencia. En eso, Madrid es único; en ser capaz de poner en un brete a una exregidora de provincias cuando la tienes delante, ya es otro cantar. Pero, gracias a ello, el pepé disfrutará de unas cuantas sesiones más de fango. Justo lo que quería evitar. De hecho, se han apresurado a comunicar que, en el centro cultural Las Cigarreras, será Fabra quien se encargue de inaugurar el bar. Lógico.

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