Opinión

Enrique Montón

Inquietudes

En el ámbito del clima, el año nuevo viene con el promedio mundial de temperaturas por la Climate Research Unit. Personalmente, supone impartir docencia en el máster en Planificación y Gestión de Riesgos Naturales en la Universidad de Alicante. Después de intensos días familiares, significa alejarte de tus seres queridos, de tu casa, de tu rutina y del pollito. Pero supone todo un soplo de aire fresco en la docencia universitaria. Desgraciadamente, el clima de la docencia se ha vuelto lánguido, dominado por el deseo de aprobar que ahoga cualquier inquietud por aprender. Craso error: la mejor manera de aprobar es aprender. No es justo meter a todos en el mismo saco. Hay casos de alumnos inquietos, oasis en la aridez del desierto docente y además dos experiencias que sirven para cargar las pilas y afrontar el segundo semestre que se avecina. Una es la Universidad de Mayores, una actividad a la que me he unido recientemente y reconozco que al principio con escepticismo, pero que me ha colmado de satisfacciones. Ver a alumnos con ganas, preguntando constantemente, ansiosos por aprender y que despiden tu magisterio con aplausos y felicitaciones te sorprende y anima a seguir. La otra es la mencionada docencia en el máster. Aquí, no me aplauden, pero las preguntas no cesan y se te plantean cuestiones nuevas y retos que elevan tu nivel de exigencia. Enseñar de tus alumnos y aprender de sus cuestiones. Porque para ser buen maestro, hay que ser mejor alumno. Me entero que el rectorado exige un número de alumnos a los másteres que no pide a ciertos grados, convirtiéndose en simple correa transmisora de los recortes en educación. Y es que es entrar en el rectorado y el profesor se convierte en burócrata. Ni buen profesor ni mejor alumno, si acaba con esta buena docencia.

Tracking Pixel Contents