Opinión

Isabel Vicente

Buscando la izquierda

Para solucionar los problemas del Partido Socialista Francés, que anda con la popularidad por los suelos, el primer ministro galo, Manuel Valls, aboga por acabar «con la izquierda anticuada», crear un frente común de fuerzas progresistas, reinventar la izquierda con un concepto más pragmático y menos ideológico «porque la ideología nos ha llevado a desastres» y cambiar el nombre de su partido eliminando lo de «socialista». Los del PSOE se han mostrado contrarios a toda esta explosión de novedades. Empezando por el nombre, me voy a la RAE y me encuentro con una definición de socialismo de lo más ortodoxa: «Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes».

Visto cómo se las gastan, tampoco se entiende mucho ese ataque a los franceses por querer prescindir del adjetivo, aunque es de agradecer porque si no, no sé cómo cuernos los llamaría mi madre que, por un concepto romántico que no le vamos a cambiar ya con 85 años, sigue defendiendo a los suyos, los «socialistas», y no la veo yo refiriéndose a estas alturas a los «españolistas» o a los «obreristas», que vendría a ser tan marciano como lo de la propiedad estatal de los medios de producción. En fin, el caso es que los de Pedro Sánchez dicen, en palabras del portavoz de su grupo parlamentario, Antonio Hernando, que el PSOE «no tiene un problema ideológico» y que «no tiene que buscar su identidad como hacen los compañeros franceses».

Hombre... Yo no sé cómo andan los socialistas franceses, pero a los de aquí no les vendría mal buscar un poco de ideología y de identidad, porque muy sobrados no parece que vayan de ninguna de las dos cosas. Y puesto a ser pragmáticos como pretende Valls en Francia, a lo mejor tampoco les venía mal plantearse lo de crear un «frente progresista», del que tanto abominan. En cuanto a lo de la «izquierda anticuada», que no se preocupen; Sánchez resulta tan moderno que hasta sale en El hormiguero, auque no sé yo si eso va a ser suficiente, más que nada porque como no se lo hagan ver en serio, puede que esa identidad de la que presumen se convierta en ectoplasmática y, si algo no necesitamos en este país, son más fantasmas.

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