Opinión

Emili Piera

Un poco de sentido

Cuando el Parlamento debatía la conveniencia de endurecer las leyes contra la corrupción, Josemari Aznar dedicó uno de sus mejores fruncidos de cejas „y tiene un repertorio considerable„ a semejante pretensión. El hombre para el que parece haberse compuesto aquella ranchera que dice «porque estás que te vas/ y te vas y te vas y te vas/ y no te has ido«, ese hombre, venía a decir que así menguarían mucho los ánimos para tomar parte en la cosa pública, que está jodida. Vean si no a los responsables de sanidad emplazando a las autonomías a elaborar el censo completo de los enfermos de hepatitis C y a conocer la pasta disponible para hacer la lista de los que pueden ser tratados.

Candoroso como soy, creía que, en aplicación del principio hipocrático, que también es griego como la democracia, primero trataríamos a los enfermos y luego se verían las cuentas. Con la Fórmula 1 no se anduvieron con tantos remilgos, como ha declarado ante el juez el jefe de los bólidos, el beatle caducado Bernie Ecclestone, quien ha dejado claro que era Nuestro Amado Líder el que se ofrecía a pagar el canon. Tampoco se discutió mucho acerca del coste del Palau de les Arts (y la ocurrencia del trencadís) o del Palma Arena, la obra del faraón encadenado Jaume Matas, que acabó con el velódromo corto, los marcadores electrónicos fundidos y la cubierta sujeta con una grúa.

Parece que se trata de adoptar el modelo americano (del que Aznar es un entusiasta) para todo, también para la sanidad (hombre, ahora que Obama ha conseguido europeizarla un poco, la puntita). Una pareja inglesa fue a parir a un hospital americano y les pasaron una factura de 150.000 dólares. Antes, los niños venían con un pan bajo el brazo: ahora nacen debiendo un piso, o puede que dos si sus padres tienen una hipoteca. En fin, que comprendo que Aznar defienda las élites extractivas, que no son tan malas como las élites zorrunas: aquellas que, para comerse una gallina, descabezan a todo el gallinero que son, por las pintas, las que padecemos. Esperamos un poco de sentido y de sentido de Estado.

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