Opinión

Gema Acevedo

Reir con Paquirrín

Esta es una de esas veces en las que a una se le acumulan los temazos. Podrá usted pensar que claro, estamos en la época. Se conocen los nominados a los Oscar, se sabe quién ha ganado los Globos de Oro y se acumulan las series y las pelis con las que no asomar el morramen durante unas cuantas horas (o unos cuantos días). Pero es que además de eso, y todo la misma semana, Paquirrín se convierte en habitante de Gran Hermano VIP, la Castedo pasa a ser el último fichaje de Telecinco y el Bioparc de Valencia protagoniza el último episodio de ese gran programa que es el Jefe Infiltrado... Ay por Dios, no sé de dónde sacar el tiempo para ver tanto programón.

Qué cosas tiene la tele, tanta película y serie de nivel por ver pero yo estos días no levanto el dedo de Telecinco. Y no me negará que, aunque solo sea a veces, a usted le pasa un poco lo mismo. Después de todo el día trabajando, apetece reír y dejarse llevar... Pero al día siguiente, ojito que le cuente a alguien que su cara de sueño se debe a haber trasnochado por culpa de Paquirrín... Le tacharán con una X y le excluirán del grupo de los tipos cool. «¿Ves eso?, ¡no te pega nada!» «¡Pues sí, en ocasiones veo Telecinco! ¡Y tú también, pero te lo callas maldito!»

Qué cansinos todos esos que niegan una y mil veces ver programas al estilo de Gran Hermano. Está claro que reconocer el problema es el camino directo hacia la salvación, pero no todos están preparados para hacerlo. Si es su caso siempre puede asegurar que la película Boyhood es genial o que Órbita Laika le entretiene mogollón€ Por mi parte, yo ya he empezado a reconocer que a veces me rio a tope con Paquirrín. Qué quiere que le diga, a estas alturas lo que piensen de una a mí... Plim.

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