Opinión

Lluís Amengual

Cría en cautividad del atún

Científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en colaboración con la Universidad de Bergen (Noruega), la Universidad Politécnica de Cartagena y Caladeros del Mediterráneo han publicado dos artículos en los que estudian el cultivo larvario en cautividad del atún rojo y el bonito, lo que permitirá conseguir mayor crecimiento y supervivencia en la cría de estas especies.

Desde hace unos años, el Centro Oceanográfico de Murcia del Instituto Español de Oceanografía (IEO) trabaja en la obtención de conocimiento científico y tecnológico para el cultivo del atún y especies similares en cautividad. Esto ha permitido avanzar en el cultivo del atún rojo y del bonito. Así, entre 2010 y 2011 se obtuvieron los primeros alevines de atún rojo y se cerró el ciclo productivo del bonito (obtención de puestas de reproductores nacidos en cautividad).

La colaboración entre los centros costeros de Murcia y Baleares del IEO, la Universidad de Bergen y la Universidad de Cartagena junto a la empresa Caladeros del Mediterráneo, ha permitido mejorar las técnicas de cultivo larvario de atún rojo y bonito para optimizar su cría en cautividad. Mientras que en otras especies cultivadas, como la dorada y la lubina, las larvas pueden pasar a alimentarse de pienso casi nada más terminar con la fase planctónica (alimentación con rotífero y artemia), en el bonito y el atún rojo las larvas requieren un proceso más complejo, con diferentes etapas de alimentación basada también en larvas de peces como presa (piscívoría). Además hay que evitar el canibalismo entre ellas, lo que dificulta extraordinariamente su cultivo.

Los estudios se centran precisamente en la transición alimentaria entre planctivoría y piscivoría y entre ésta y la alimentación basada en pienso, ya que son cruciales al determinar la supervivencia larvaria y posterior crecimiento. En una serie de experimentos se ha evaluado el crecimiento y la supervivencia de larvas que comienzan la etapa piscívora a distintas edades en las dos especies. Los resultados indican que adelantar lo antes posible el comienzo de la dieta piscívora mejora sustancialmente la supervivencia y el crecimiento de las larvas en ambas especies, siempre y cuando las larvas presenten ya una morfología que indique que el inicio de la piscivoría es posible (ojos, dientes y sistema digestivo bien desarrollados y la aleta caudal flexionada).

Otro aspecto de interés para el cultivo de estas especies es la selectividad del tamaño de presas durante la etapa piscívora. Normalmente, las larvas según crecen ingieren presas de mayor tamaño. Pero para larvas piscívoras casi no hay estudios de laboratorio que hayan comprobado esta selectividad.

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