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José Sierra

Del comercio de nieve al monte «enfarinat»

Han caído cuatro copos de nieve y parece que el mundo se ha vuelto loco. La nieve sigue teniendo «tirón» en los medios de comunicación, pero no más que entre la sociedad en general, sobre todo en ambientes urbanos y en lugares donde no nieva con frecuencia. De modo que la «nevada» de los últimos días en las montañas valencianas ha sido noticia, aunque que en realidad los montes no hayan recibido más allá de un «enfarinat» que apenas daba para cubrir el terreno.

Si resulta difícil encontrar series históricas de datos de precipitación y temperatura en el siglo XIX que permitan reconstruir nuestro clima y ver los efectos locales del calentamiento global, todavía más complicado resulta una aproximación científica a los datos sobre las nevadas y su evolución.

Sin embargo, los montes valencianos conservan todavía decenas de «neveras» donde se acumulaba la nieve y en muchos municipios y ciudades existe memoria, física o en la toponimia, de los pozos de la nieve donde se comercializaba.

Como ya dijo Horacio Capel, «el comercio de la nieve o del hielo ha constituido hasta fines del siglo XIX un recurso que se añadía a la explotación ganadera y a la forestal en las áreas montañosas de las regiones mediterráneas y las series estadísticas que pueden reconstruirse a partir de la cantidad de nieve caída año tras año resultan también de gran interés para la realización de estudios paleoclimáticos». En la Comunitat Valenciana, la Generalitat Valenciana publicó en 1996 un libro de Jorge Cruz Orozco y Josep María Segura que recogía el estado del conocimiento sobre ese comercio en la Comunitat Valenciana. Quizá ahora algún estudioso del tema nos podría ilustrar sobre la evolución de las nevadas. ¿Nieva menos ahora? No me atrevo a decirlo, pero hace tan solo 20 años que hubo proyectos empresariales para abrir pistas de esquí en Siete Aguas y el Toro. En el siglo XXI, el capital, que suele entender de casi todo, ya no está interesado en estas movidas.

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