Opinión

Carles Dolç

Dejen de sacar petróleo

En los últimos meses han aparecido nuevas iniciativas para sacar combustible de las profundidades de tierra y mar. Recientemente se ha comenzado a hablar de prospecciones petrolíferas en la costa de Dénia, que han generado disgusto tanto en la Marina Alta como en la cercana isla de Ibiza. Por otro lado, en las proximidades de Lanzarote y Fuerteventura, Repsol colocó su plataforma con el mismo objetivo. Pendiente de aprobarse está el proyecto de la empresa Montero Energy Corporation para perforaciones con fracking en las comarcas del norte de Castelló. También supimos del proyecto Castor, que con una técnica similar a la del fracking provocó microseísmos en el sur de Cataluña y en el norte del País Valenciano, de los que cabe recordar la intranquilidad que generaron en los habitantes de esa zona.

No es extraño que todos estos anuncios o inicios de prospecciones hayan creado malestar en la ciudadanía y que se hayan generado movimientos de oposición con argumentos bastante coincidentes. Son zonas de atractivo turístico, con una economía basada en gran medida en esa actividad, donde se teme que un incidente de fuga de petróleo pueda afectar a las playas y ahuyentar la llegada de visitantes. Las razones medioambientales son contundentes por la incidencia que pueden tener las prospecciones en la conservación de la fauna y flora marítima y litoral. Y en el caso del fracking se suma el temor ante la perspectiva de sismos.

Un elemental sentido o principio de precaución debería ser razón suficiente para ni siquiera pensar en las perforaciones petrolíferas o gasísticas en el mar. Evitar peligros que pueden afectar a la vida de comunidades enteras es más que lógico, pero no parecen entenderlo así los gobernantes que dan su aprobación a esas operaciones. Menos aún las empresas que las proponen, cuyo objetivo no es otro que conseguir más beneficios monetarios sin que los posibles efectos colaterales de una explotación o prospección petrolera les preocupen demasiado. Y si han obtenido permiso de la Administración es porque en ésta tiene más peso la voz del poder económico que la salud del planeta.

¿Por qué seguir empeñados en sacar petróleo? El modelo energético basado en el consumo de combustibles fósiles ha provocado ya bastantes y graves problemas desde hace un siglo. La quema de derivados del petróleo, como también de gas o carbón, produce gases de efecto invernadero y es causa directa del cambio climático en ciernes. En las ciudades, por ejemplo, la toxicidad de la atmósfera inducida por el uso indiscriminado de vehículos de carburantes petrolíferos genera una persistente insalubridad ambiental. La producción de energía eléctrica en centrales que usan fuel como combustible es un despropósito tecnológico. Podrían ponerse múltiples ejemplos que llevan a pensar que debe ponerse un final ordenado a la era del petróleo. Los intereses económicos de grandes corporaciones explican su pervivencia, pero la buena vida de los seres humanos es perfectamente factible sin quemar gasolina. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en noviembre de 2014 ha vuelto a plantear que la emisión de gases de efecto invernadero debe progresivamente eliminarse hasta suprimirse a finales de siglo, entre el 40-70 % para 2050.

En nuestro caso, se ha insistido en el argumento de que España es energéticamente dependiente y hay que buscar fuentes de energía propias. Pero para eso no hace falta sacar petróleo. La energía eólica ha demostrado ya su potencialidad. Hace unos años se impulsó la producción de energía solar, una línea tecnológica que el actual Gobierno frenó de raíz por presiones de las eléctricas. Y hay más líneas pendientes de trabajar, como la eficiencia energética de los edificios.

Otro modelo energético dirigido a transitar hacia una autosuficiencia sustentada en energías limpias y renovables es factible. Pero para eso alguien tiene que parar los pies a las multinacionales. ¿Cómo se explica que la promotora del proyecto Castor pudiese pedir indemnización económica por detener el fracking de la costa de Tarragona? Más curiosa es aún la rapidez con que el Gobierno la ha pagado. La era de los combustibles fósiles está en decadencia, dejemos de buscar petróleo e iniciemos una transición a otro modelo energético.

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