Opinión

Emili Piera

Mientras se pueda

Con independencia de lo que cada uno piense, Podemos es el fenómeno más nuevo y determinante de la política española desde la victoria de Felipe en el 82. La oratoria de Pablo Iglesias es mejor y más rotunda, pero le falta la calidez, la proximidad irónica y un poco resabida del sevillano. No puede ser que un hincha te diga, como yo escuché, «¡Viva la madre que te parió!» y no contestar algo en honor de la progenitora. Pero, en fin, casi todo se aprende, también la familiaridad „Aznar la aprendió en catalán„ y a la próxima seguro que funciona mejor la megafonía. En cualquier caso, estuve en el mitin de Podemos en el Pabellón de la Fonteta de Sant Lluís y no me prodigo: la última vez que se me vio en algo así, aún vivía Vicent Ventura, pero, como entonces, se repiten ciertos ritos de combate, se juramentan las huestes y la poderosa Pati Smith proclama «People have the power» (me quitó treinta años), mientras que un publico con una media de edad más cercana a los cuarenta largos que a los treinta cortos „y por tanto viejos votantes y damnificados del bipartito„ grita «¡presidente!» cuando sale el jefe de Podemos a anunciar la buena nueva: «¡Rescatamos gente, no bancos!», y también: «¡La patria es la gente!», proclama con la que no puedo estar más de acuerdo.

Le pregunto a un cronista veterano „y hay varios que no se lo han querido perder, incluso uno de la caída del PCE del 71„ si vio algo parecido a esto en los mítines de las últimas generales. «Ni mucho menos», me dice. Iglesias fricciona al respetable con versos de Celaya y hasta con estrofas de Al vent, que pertenecen al lejano existencialismo xativí. Todo vale. Convierte el tic tac del reloj en advertencia e inminencia: «¡Nacimos para ganar, no para alimentar tertulias!». El publico ruge galvanizado con esa dinamo de razones lanzada a mil revoluciones por minuto. Ritos recuperados de la transición, sí, porque quizás hay otra en ciernes y, seguro, una nueva promoción en la política que pone muchos ejemplos griegos porque a estos Pulgarcitos les van marcando la ruta las piedrecitas o estelas de victoria que dejó Syriza, siempre en domingo.

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