Opinión

Ferran Cano

De niña a mujer

Con el pelo cardado y hombreras XL, así daba la bienvenida Mayra Gómez Kemp a una nueva era televisiva, nacía Antena 3. Los últimos coletazos de aquellos maravillosos 80 daban paso a una nueva década, no tan fascinante estéticamente pero sí con importantes cambios sociales. En San Sebastián de los Reyes pensarán aquello de cómo hemos cambiado, porque en 25 años la privada ha crecido como la niña buena de sus contemporáneas. Una joven que ha roto pocos platos y que en clase siempre suele sacar notables en la asignatura del share.

La competencia con su hermana traviesa siempre ha sido encarnizada y en multitud de ocasiones con perjuicio a sus espectadores, que sufrieron sonadas batallas en aquel vicio empresarial de los 90 conocido como contraprogramación. Todavía en pañales, ya apuntaba maneras con una voz nueva en los informativos analógicos, diferentes a la pública y con un corazón conservador. Sus primeras palabras vinieron acompañadas de corbatas histriónicas y de una farmacia entrañable que todavía no sabía lo que eran los recortes. Ya en infantil, desembarcaron las caras de la española, enseñándonos que la imagen primaba sobre la palabra y que la información se convertía en espectáculo. Por aquel entonces Antonio Asensio ya manejaba el timón, tal vez por eso enchufó a su hija Ingrid, si no lo recordáis mejor para vosotros. Y mientras Caín entretenía a golpe de teta, Abel lo hacía a base de reposiciones de El príncipe de Bel Air. Su pre adolescencia causó Furor nos enseñó con Sorpresa sorpresa que lo que realmente necesitábamos era amor. Pero llegó la pubertad y tuvo Confianza Ciega con una amiga llamada Patricia que tenía un diario en el que contaba cosas que hubiese preferido no saber. La edad del pavo es muy mala pero ya convertida en mujer, se dio cuenta que nada podía hacer contra las gamberradas de Sardá y empezó a encontrar su camino. Buenafuente le hizo madurar y con la ficción española se licenció. 25 son muchos y no son nada ¡Felicidades!

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