Opinión

Josep Torrent

Tiempo de prometer

En apenas veinte días habrán pasado por Valencia cuatro líderes políticos nacionales. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, cierra hoy la conferencia autonómica de su partido; pero ya estuvo el 17 y el 26. El ministro de Hacienda Cristóbal Montoro ha repartido alegrías entre Alberto Fabra y Rita Barberá, aunque no tanto a los empresarios. Pablo Iglesias, jefe de Podemos, se dejó ver el 25. Y cierra este desfile el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy -antes tan asiduo y ahora tan esquivo- el próximo jueves, sin descartar otras visitas ministeriales. Faltó la presidenta de la Junta de Andalucía por causas más que justificadas. La Comunitat Valenciana (CV) se ha convertido en un objeto de deseo nada oscuro que el PSPV creía tener al alcance de la mano hasta que aparecieron los podemitas amenazando con desbaratar los sueños de Ximo Puig. Hasta los del PP de Madrid se han convencido de su importancia estratégica y han decidido levantar el cordón sanitario que impusieron sobre sus compañeros de este lado del Mediterráneo y, aunque sea con precaución, se dejan ver un poco más. Los votos de los valencianos bien valen un cierto riesgo de contagio porque nunca sabes si la mano que estrechas está afectada de corrupción.

La Biblia, en el Eclesiastés, ya lo dejo dicho. «Hay un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar». Y para plantar, recorren los 350 kilómetros que separan Madrid de Valencia. Es tiempo, pues, de prometer. La cosecha la recogerán a finales de mayo. Será entonces cuando veamos cómo de granada es la mies de cada cual. Ni Montoro ni Rajoy se comprometerán demasiado, pese a toda la trompetería que les acompaña. Quien sí lo ha hecho es Pedro Sánchez. En la conferencia que dio en el Club de Encuentro de Valencia afirmó que cuando llegue al Gobierno aprobará «un sistema de financiación justo para la CV». Ojalá sea así; pero me temo que el secretario general de los socialistas no acaba de saber qué entienden por «un sistema de financiación justo» sus compañeros valencianos. Veamos qué dice el PSPV en su documento «El cambio seguro para una situación de emergencia». La cita es textual: «Sin un cambio de modelo de financiación, el autogobierno es una quimera y, por tanto, un engaño para los ciudadanos. Bajo tal premisa, el primer objetivo será alcanzar un nivel de financiación que supere el que ha dispuesto la Generalitat para 2014, en aproximadamente 4.000 millones». Pero la cosa no acaba ahí: «Si se hubiera dispuesto de una financiación igual a la media y no se hubiera incurrido en los costes financieros ocasionados por esta menor financiación, la deuda acumulada sería inferior en unos 16.000 millones, cantidad que exigimos que sea asumida por la hacienda estatal y se detraiga del endeudamiento autonómico». Si Sánchez llega a la Moncloa ya tiene tajo para satisfacer al PSPV.

Doy por hecho -estas líneas están escritas antes de su reunión con los empresarios- que Montoro, dada su poquedad con estas tierras, no será tan audaz. Basta con repasar las declaraciones del conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, para saber que presumirá mucho de lo hecho, pero no arriesgará tantito así de cara al futuro. Tiene dicho Moragues que Montoro «escuchará y recibirá cuantas sugerencias y reflexiones» se le hagan. A cambio, adelantará unos millones a la Generalitat, anunciará alguna reestructuración de la deuda del Ayuntamiento de Valencia, pondrá en valor la reforma fiscal, la bajada de impuestos, el aumento de la inversión territorializada y las medidas de ahorro para la Comunidad. Eso dice Moragues. Para este viaje no eran necesarias tantas alforjas. El Gobierno ha tenido más de seis meses en la sala de espera a todo el empresariado autonómico para venir ahora y soltarles un mitin partidista. Parte de razón debía llevar un empresario de Valencia cuando dijo que se estaba pensando muy seriamente el acudir a la cita con Montoro después de los desplantes a que les ha sometido (a ellos y, no se olvide, al presidente de la Generalitat, que se comprometió allá por julio del año pasado a concertar la reunión y ha tenido que esperar a la precampaña electoral). Pero nuestros emprendedores que, en general, son muy educados, asistieron, se quejaron -educadamente, como no podía ser de otra manera-, le recordaron la pésima financiación autonómica y volvieron a poner sobre el tapete el decálogo que presentaron allá por julio del año pasado en el que exigían al Gobierno un 10,7% de las inversiones territorializadas. Decálogo que el PP rechazó aprobar al menos por dos veces, una en las Cortes Valencianas y otra en el Congreso de los Diputados. Y el jueves llega Mariano Rajoy a visitar la factoría Ford, ocasión pintiparada para que el presidente explique, amén de que España va bien, los motivos del retraso que lleva el corredor mediterráneo. Pero ya verán cómo, pese a las evidencias, dirá que todo marcha sobre raíles.

Por cierto, Pablo Iglesias afirma que no se fía «de los políticos que hacen promesas». Será por eso que no se compromete a nada en concreto.

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