Se ha hecho un experimento en nuestra investigación (la tesis doctoral «El clima urbano de Girona»), en la que han comparado 5 series de temperaturas mínimas, las de Girona-Bell-lloc y el aeropuerto de Girona entre 1971 y 2008, por un lado, y las del centro de Girona que une las series de Francesc Rogés y Girona-Sèquia, 1999-2014, con la del aeropuerto de Girona en el mismo periodo. Pues bien, mientras que la comparación de la tendencia de Girona-Bell-lloc con la del aeropuerto muestra un fuerte aumento térmico por efecto urbano, con un incremento de 0,13º / año entre 1990 y 2008, mientras en cambio en los años precedentes se producía un leve enfriamiento urbano, 0,04º / año en el período 1973-89. Por otra parte entre 2006 y 2014 la estación de Girona-Sèquia muestra un enfriamiento de sus mínimas en comparación con la del aeropuerto, -0,12º / año, ya que antes, en el periodo 1999-2005 tenemos un importante calentamiento (0,16º / año), si unimos en una única serie la de los observatorios urbanos de Girona-Sèquia y de Girona-Francesc Rogés. Esto nos hace pensar que el calentamiento urbano no es lineal y que está controlado por factores desvinculados de la actividad humana de una ciudad (incremento de población, aumento del uso de calefacciones, incremento de la actividad industrial) como son los factores meteorológicos, como son la precipitación, la nubosidad y la velocidad del viento. No obstante, tampoco hay una correlación perfecta entre intensidad de la isla de calor (diferencia entre la temperatura media de la serie urbana y la rural), porque por ejemplo en el año 2014, que fue muy húmedo y en principio poco proclive a dar fuertes intensidades de la isla de calor, fue un año en que se incrementó la diferencia térmica entre la estación urbana de Girona-Sèquia y el aeropuerto de Girona respecto a los años anteriores.