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Zombies y fallas

En Fallas lo mejor de cada hogar saca su palmito a pasear. De esto me doy cuenta en medio de la marea humana que abarrota mi barrio, Ruzafa, que se convierte durante el mes de marzo en algo así como una bacanal de Las Vegas. Lo que pasa en Ruzafa se queda en Ruzafa. Ahí dejo la frasecita, digna del mejor de los taquillazos de Hollywood. Y mire que yo llevo las Fallas en la sangre, siete días tenía cuando mi iaia me apuntó a Cuba-Dénia, pero... Cómo hemos cambiado. El barrio y yo. No tenía ni pelo pero yo ya era fallera. Germanor y buen rollo en un barrio donde vecinos y falleros convivían en paz. La Ruzafa de la que le hablo podría ser el barrio de San Genaro de Cuéntame. Qué suerte tiene usted si la conoció tal cual, en esencia. Pero 30 años más tarde, unos cuantos almacenes chinos de por medio y una burbuja hipster después, Ruzafa ha dejado de ser San Genaro para convertirse en una película de zombies de esas que protagonizaría la peor de las pesadillas. Hordas de incívicos que empujan, gritan y se apoderan de las calles al puro estilo de una escena apocalíptica americana. Se engalanan con sus mejores atuendos para ir acordes al olor a fritanga que invade la ciudad. Se mueven al compás de la música que sale de los altavoces haciendo vibrar asfalto y cemento, y dando un por saco que para qué... Nada tienen que envidiar los que estos días pisan las calles a los infectados de 28 Días Después, por citar alguna peli gore. Son capaces hasta de arrancarle el brazo de un mordisco por un buen sitio para ver el espectáculo. Y en medio de todo el verdadero protagonista, el fallero, que ante el destarifo de la situación pasa a ser un mero espectador, o peor aún, quien paga el pato. A ver si entera quien al fallero acusa con el dedo, que el malo de esta peli no es él. Que antes Ruzafa era más una peli familiar y ahora es el escenario de moda para desfasar. Piense en este artículo si le puede la mala leche durante las siguientes semanas, que en el guión de cualquier peli nadie es quien parece ser y el fallero lleva muchos años dedicándose a hacer barrio, no a enfurecer.

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