Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Del otro lado de la puerta

En qué consiste estar cuerdo? Casi todas las cosas que componen el orden —las leyes y reglamentos, la moral, el sistema de castigos en este mundo o en el otro, las costumbres, las pautas y convenciones que separan lo normal de lo raro, la diferencia entre salud y enfermedad, etcétera— están pensadas para que no haya que hacerse siquiera esa pregunta: se atiene uno a todo eso y nadie dudará de su cordura, ni siquiera uno mismo, pues nos vemos en los ojos de los otros. La cordura es una sedimentación de normas bien asentadas ya en los circuitos neuronales, en los que las direcciones prohibidas que hay en cada cruce cierran el paso a la locura. A veces alguien se mete por dirección prohibida, sale del circuito y el sistema en ese punto se bloquea. Una vez al otro lado del espejo, las voces que llegan del lado de acá («¡abre la maldita puerta!») se oyen como si fueran las de un loco.

Compartir el artículo

stats