El avión de Germanwings cuyo piloto lo estrelló en los Alpes franceses era un low cost. Esta fórmula, que permite realizar un viaje a un precio por debajo de las tarifas normales, esconde anomalías y peligros.

Por lo pronto esas flotas se nutren de los aviones más viejos de la compañía principal, Lufthansa en este caso. También se recortan gastos, de mantenimiento entre ellos y los pilotos son objeto de menores controles. ¿Cómo se puede entender, si no, que el piloto causante del desastre y que tenía una baja forzosa, pudiera volar? Se supone que las empresas que certifican las bajas deben mandárselas al interesado y también a la compañía, algo que tampoco ocurrió aquí.De esta manera Germanwings subió a la cabina a pilotos sin el necesario control psicológico y el resultado es conocido.

El tráfico aéreo que normalmente es bastante seguro, en parte debido a las precauciones que se toman con máquinas y pilotos, ha evolucionado y tiene dos mercados, el normal y el low cost, de modo que mientras no cambien las circunstancias, mi consejo es que nadie embarque en líneas low cost que, por otra parte, atienden mucho peor al pasajero, con las maletas y no digamos con la comida.