La vinculación de París con el clima no se limita a los nombres ilustres. Destaca la Ciudad de la Luz por su riqueza artística, y el clima deja pequeñas muestras. Con algunos de los museos más importantes del mundo, incluyendo el museo récord (el más antiguo, el más grande, el más visitado), el Louvre, no faltan cuadros que nos dejan detalles meteorológicos. Si el tema les interesa, no se pierdan la «Pinacoteca meteorológica», recopilada en www.divulgameteo.es por José Miguel Viñas. Podremos admirar el cielo azul con nubes en las «Amapolas», de Claude Monet, y en «La barca durante la inundación, Port-Marly», de Alfred Sisley, ambas en el Museo Orsay, o los cúmulos de desarrollo vertical, pintados por Jacob van Ruysdael en «Una explosión de luz», del Museo del Louvre. También en el Louvre se puede admirar el impresionante Mosaico de las Estaciones, originario de Turquía, concretamente de Dafne, un suburbio de Antioquía, allá por el 325 a. C. Se trata de un cuadrado, en origen en torno a una fuente, en cuyas diagonales se representan las estaciones en forma de figuras humanas aladas: el invierno, la fundación, abrigado con una capa y rodeados de árboles sin hojas; la primavera, la renovación, una mujer portando flores; el verano, la fuerza, protegido con un sombrero y con las espigas del trigo, y el otoño, la energía, simbolizado con los frutos. El tema de las Cuatro Estaciones se vuelve a repetir en otro mosaico, esta vez romano, ubicado en el Museo Arqueológico Nacional, en St. Germain-en-Laye, a 25 kilómetros de París. De vuelta a la capital francesa, en la Ópera Garnier, dos pequeños salones sirven de equivocados vestíbulos a dos salas: el salón del Sol, al salón Glaciar; y el salón de la Luna, a la sala de fumadores. Las prisas siempre han sido malas compañeras€