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Camilo José Cela Conde

Ganar y perder

Un estudio del Instituto de Economía, Geografía y Demografía, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, le ha puesto cara y ojos a la crisis económica que se resiste a desaparecer por mucho que la campaña electoral permanente en la que vivimos se empeñe en decir lo contrario. El trabajo, dirigido por el especialista en Geografía humana Ricardo Méndez, no es sino la continuidad del programa de investigación (y divulgación) que se lleva realizando desde hace cosa de una década ese instituto. Podría resumirse con las palabras del propio Méndez: los aspectos económicos y políticos afectan de forma distinta a los territorios. Siguiendo ese principio, el Instituto de Economía, Geografía y Demografía ha sacado a la luz un atlas de la crisis que refleja dos Españas: la que más ha perdido en los años de vacas flacas y la que resiste al estancamiento económico y la pérdida de empleos. En realidad, el atlas refleja un continuo en el que se dan distintos estadios intermedios pero las simplificaciones son siempre muy efectivas. Hablar de ganadores y perdedores pone las cosas claras al primer vistazo.

Lo más llamativo del mapa es que, simplificando una vez más, el levante español es el vulnerable, el que sale perdiendo, mientras que el poniente mantiene más o menos la cara alta. Ese reparto geográfico no respeta la historia previa de la industrialización del país. Euskadi, por ejemplo, se mantiene en la zona menos vulnerable mientras que Cataluña, el otro núcleo industrial por excelencia, aparece entre los territorios más afectados. Aunque el trabajo se centre en las ciudades grandes y no resulte por tanto un retrato del todo fiel de la crisis económica, cabe preguntarse a qué se debe esa distribución geográfica.

Los autores del trabajo lo explican: los territorios más golpeados por la crisis son los que vivieron con mayor fuerza el boom constructor, los que tuvieron una expansión feroz basada en la nada o en la casi nada, con trabajos precarios y no especializados, elevado gasto de recursos naturales y servicios relacionados con el consumo inmediato. Se podría decir, pues, que la España a la que se llama vencedora lo único que ha hecho es mantenerse donde estaba antes de la expansión; es la del ladrillazo la que, tras subir como un globo, se deshincha. La moraleja del estudio sobre el atlas de la crisis deja claro que salir de ella supone recuperar no la economía que hizo crecer las vacas gordas, sino otro modelo distinto basado en pilares más sólidos. Así que la gran pregunta ante la tan proclamada (y ansiada) salida de la crisis es: ¿dónde están esos pilares que nos permitirán crecer de una forma diferente?

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