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Tierras míticas

Las declaraciones de los imputados por el enjuague ruinoso de Terra Mítica ponen los pelos de punta pues pusieron en marcha el invento „resumo mucho„ sin saber muy bien en qué acabaría la cosa y de dónde y cómo llegaría el dinero. No importa, había mucho para tomar y salir corriendo. Por cierto, ¿soy el único que se pregunta cómo es posible que don Eduardo Zaplana no sea ni siquiera citado en sede judicial y qué clase de servicios tan especiales prestó que parece haber conquistado la intangibilidad de algunos miembros „no todos„ de la Familia Real, de Julio Iglesias y de mi tocayo, que en paz descanse, Emilio Botín?

No hagamos preguntas retóricas y constatemos que la ganancia „grande y rápida„ estaba en la recalificación, lo peor no son los constructores. Y eso ya se vio en la Expo 92, en la Ciutat de les Arts (i les Ciències) y, como comprobé hace unos días, en la Expo del Agua de Zaragoza. Hay grados: en Sevilla, al año de la celebración, los pabellones parecían una feria de pueblo en Misisipi arrasada por un huracán. Aquí, hemos logrado reunir una bonita, blanca y mayúscula colección de «cajas vacías», como llamaba la periodista Maria Josep Serra a los alardes de Calatrava. Tampoco tienen usos conocidos los pabellones de Zaragoza o su Torre del Agua y no está abierto al público el puente galáctico de la iraní Zaha Hadid, que parece la nave capitana de la flota de la Federación en La guerra de las galaxias, aunque ella prefería decir que es «una azucena desplegada», oh.

Pero ya dije que había grados. Por alguna razón, en las calles de carril único de Zaragoza la velocidad se ha reducido a 30 km/hora y los conductores la respetan. Milagro aún mayor: dormí en una casa del centro histórico y mi sueño no fue perturbado por gritos y jaranas. El parque Luis Buñuel ha multiplicado los espacios verdes y los carriles-bici están conectados. Consuelos menores porque el asunto que se dirime es si el dinero público debe adaptarse a los pulsos del dinero grande y su propensión a comportarse como un vendedor de crecepelos en el salvaje Oeste.

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