La renta agraria o la importancia relativa del sector agrario en la economía valenciana han ido reduciéndose en los últimos años. De la misma manera la población ocupada ha disminuido (tan sólo ocupa el 3% de la población ocupada). Los niveles de renta agraria por unidad de trabajo anual se han situado en valores inferiores a la media española. Sin embargo las actividades económicas relacionadas con la agricultura, como los servicios, la distribución comercial y la transformación industrial, incrementan el significado de este sector. El futuro de la agricultura valenciana está condicionado por unos problemas estructurales: el minifundismo, la agricultura a tiempo parcial, las dificultades de mecanización del agro y los inconvenientes en el relevo generacional, contribuyen a esa situación. No obstante, es un sector productivo tradicional con futuro. El territorio cuenta con unas capacidades agrológicas idóneas para el desarrollo de las prácticas agrícolas. Destaca la experiencia, el saber hacer, en términos comerciales y en las prácticas agronómicas y técnicas de producción adquiridas durante décadas. La vocación exportadora del sector constituye un factor determinante de su evolución en el pasado y las expectativas futuras, especialmente en sectores como el citrícola, el hortofrutícola, el aceitero y el vitivinícola. Es necesaria una agricultura competitiva, basada en el conocimiento y la innovación.