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Alfons Garcia

Relajen la «euroforia», por favor

Ojo, un repunte de la economía no es lo mismo que un renacimiento. Y si después de esta frase alguien piensa en (des)calificarnos de cenizos, que sepa que lo dice The Economist, biblia de las finanzas en el viejo continente. Así concluye un artículo en su último número titulado «La resurección de la zona euro». No hay que caer en la «euroforia».

La advertencia se basa en que la recuperación del PIB en la eurozona es tan débil que, al finalizar 2014, seguía un 2 % por debajo de su tope alcanzado en 2008, algo que no sucede en Estados Unidos. Junto a ello, argumenta que la mejoría „siempre bienvenida, claro„ depende fundamentalmente de dos factores que tienden a perder fuelle: el abaratamiento del precio del petróleo (se espera que se frene a final de este año) y la depreciación del euro, fenómeno que da ya por concluido.

Es verdad que hay un tercer elemento notable, el programa de compra de deuda pública iniciado por el Banco Central Europeo en marzo, pero los analistas de la publicación británica enfrían su trascendencia en la economía real al señalar que los bancos tienen más peso que los mercados de capitales en el suministro de fondos a las empresas y que los préstamos a estas continúan cayendo aunque el crédito al sector privado haya empezado a crecer. Y además está el cortafuego del supervisor único europeo, que garantiza un mayor control y mayores exigencias, pero también corta las alas a los bancos a la hora de abrir el grifo.

Todo eso en el corto plazo (sin olvidar a Grecia, que va justa de liquidez, mientras las negociaciones con Bruselas no avanzan). En el largo, persisten las amenazas de la deuda excesiva, el bajo crecimiento de la productividad y una demografía en estado crítico, con una población en edad laboral que se encoge cada vez más.

En definitiva, ¿se pueden lanzar las campanas al vuelo cuando Francia e Italia, segunda y tercera economías del viejo continente, no contemplan crecer este año más de un 1 %? Esa es la cuestión que responde The Economist con bastante realismo y precaución, y poca euroforia.

Valga la contestación también para España, la economía con más expectativas de crecimiento de la zona euro. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de elevar las previsiones de avance de España del 2 al 2,5 %, pero, como en el resto de Europa, su PIB continúa por debajo del de antes de la crisis y sufre el lastre trágico del paro, para el que el organismo que encabeza Christine Lagarde no pronostica un cambio radical (pasará del 23,7 al 22,6 % en 2015). Así que, aunque la progresión macroeconómica es evidente, convendría moderación ante la tentación de sacar pecho, pese a ser año plurielectoral. Ya era hora de que llegaran buenas noticias, sí, como que la actividad de los negocios presenta los índices más altos en cuatro años, pero a ver si nos pasamos de frenada al salir del túnel y nos encontramos un precipicio al otro lado, porque unos brotes verdes „¿a que les suenan?„ no son una resurrección.

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