Varios son los escritores que han abordado con lucidez los problemas urbanos. Recuerdo ahora mismo a Jesús Ferrero, Eduardo Mendoza, Juan Villoro, John Berger o Francesco Tonucci, entre otros. Nombres que no pertenecen a la tribu profesional de los urbanistas y que han puesto la mirada en la gente que vive o malvive en la ciudad. Eduardo Galeano merece un puesto de honor en esa tribuna literaria. De su pluma han salido alegatos inteligentes que nos ayudan a mirar de otro modo nuestras ciudades.

Así explicaba de manera sencilla una de las transformaciones determinantes del siglo XX: «Henry Ford y Harvey Firestone eran íntimos amigos, y ambos se llevaban de lo más bien con la familia Rockefeller. Ese cariño recíproco desembocó en una alianza de influencias que mucho tuvo que ver con el desmantelamiento de los ferrocarriles y la creación de una vasta telaraña de carreteras, luego convertidas en autopistas, en todo el territorio estadounidense». Ante lo cual, siempre con la vista puesta en los ciudadanos, concluía: «Nunca tantos han sufrido tanto por tan pocos. El transporte público desastroso y la ausencia de ciclovías hacen obligatorio el uso del automóvil, pero la inmensa mayoría, que no lo puede comprar, vive acorralada por el tráfico y ahogada por el esmog. Las aceras se reducen, hay cada vez más parkings y cada vez menos barrios, cada vez más autos que se cruzan y cada vez menos personas que se encuentran».

Y con las notas que iba tomando a pie de calle en sus libretas nos deleitó poniendo voz a los que no la tienen. «O usted deja de fumar, o se muere en un año, advirtió el médico a un amigo mío, habitante de la ciudad de México, que no había fumado ni un solo cigarrillo en toda su vida». «Dicen las paredes. En Buenos Aires, en el puente de La Boca: Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie».

Estamos en vísperas electorales, en donde las ciudades y los ciudadanos tanto nos jugamos. Ya no vale, después de tantos años, repetir eslóganes que no se traduzcan en mejorar realmente las condiciones de vida. Hay que ir más allá de las declaraciones genéricas que poco comprometen y que casi todos comparten. Los madrileños, gracias al Club de Debates Urbanos (CDU) podrán asistir el día 27 a un encuentro con los candidatos a la alcaldía de la capital con un cuestionario inteligente, preparado para que no se vayan por las ramas. Me permito citar algunas preguntas que también valen para nuestro caso:

„ Si les suponemos a favor de la cuidad saludable, hay que restringir, que no ampliar, el espacio vial. ¿Comparten uestedes esta visión-conclusión?

„ ¿Cuestionarían y tenderían a cerrar como tales los aparcamientos de rotación en las áreas centrales de la ciudad?

„ El transporte público no ha dirigirse ya solo a quienes no tienen coche. Ha de intentar captar también a quienes lo tienen, convenciéndoles de que no lo usen para todo. ¿Están de acuerdo?´

„ ¿No creen que sería necesario detener la excesiva concentración de actividades comerciales en las áreas centrales y apoyar y reforzar los tejidos periféricos? ¿Tienen alguna propuesta para afrontar este reequilibro?´

„ Los jóvenes son necesarios para desarrollar proyectos de distintos alcances relacionados con la vida en la ciudad, los servicios, y la innovación. Tienen un papel fundamental en la vitalidad urbana. Son necesarias políticas específicas, espacios específicos, con el apoyo público, para el desarrollo de nuevas actividades urbanas ¿Estarían ustedes de acuerdo?

„ Un nicho de empleo, abandonado con los recortes, está latente en el trabajo social ligado a la puesta en práctica de la Ley de Dependencia. ¿Qué opinan en relación con que el nuevo ayuntamiento ponga en marcha, desde el primer día, un programa de empleo basado en esta línea de trabajo?

„ Parece evidente que hacen falta viviendas sociales en nuestra ciudad. Dicho de otro modo, viviendas en venta o en alquiler con precio asequible, bien directo o subvencionado, como esa Alemania que en tantas cosas nos dicta el camino que hemos de seguir. Ello no implica necesariamente construir nuevas viviendas. ¿Están de acuerdo?

„Viviendas para jóvenes con servicios comunes, con período máximo de estancia y obligada rotación. ¿Qué les parece la idea? También para mayores no dependientes.

Pidamos que en los próximos debates domine la sensatez, se aborden temas en profundidad y se elimine el ruido absurdo. Alguien ha escrito esta semana que «para que a uno le oigan no es necesario gritar, basta con tener razón. Y Galeano la tenía».