uelven a estar de moda los ilustradores valencianos, como tuvieron su momento glorioso Micharmut, Mariscal, Sento Llobell o Miguel Calatayud (entre otros). Como el gran Segrelles (tiene museo en Albaida), que también estuvo en el candelabro hace mucho. Le planteé el caso a Miguel Ángel Giner, otro ilustrador, y me dijo: «Tras el boom de Paco Roca y Paula Bonet, estamos de moda y cuando se está de moda, las políticas culturales te tratan bien». Vuelve, sin haberse ido del todo, la novela gráfica (porque la ilustrada siempre estuvo ahí), se presenta en la 50 Fira del Llibre un nuevo tebeo „Xiulit„ y no me extrañaría que la historieta gráfica „Barbaritats Valencianes„, que han perpetrado juntos Xavi Castillo y Lalo Kubala, se convierta en un éxito.
Como es un gremio con muchos cachondos, la gente cree que su existencia es una continua fiesta, pero cuando un amigo realizador se acercó a entrevistar a una de las grandes figuras de aquel tebeo valenciano de los sesenta que tenía al gato Pumby como emblema, le recibió en batín y calzoncillos: sólo tenía un pantalón (que sujetaba con un cuerda), y lo estaba lavando. Hace poco visité la bodega modernista del Pinell de Brai que tiene una orla de azulejos con caricaturas goliárdicas, vinosas, dedicadas a los racimos, sus pompas y circunstancias. El artista que las pintó fue Xavier Nogués y, explica el folleto que me dieron, la directiva que le encargó la tarea «decidí estalviar-se aquests diners». Bonita manera, muy catalana (que nadie se ofenda) de decir que no le pagaron. Los derechos de los pintamonas, se atropellaban.
La novela, los tebeos, siempre han tenido fama de reblandecer el cerebro, al decir de gentes tan profundas que, a veces, dan en pedregosas. Pero a los niños les encantan las ilustraciones ¿Por vagancia? Bueno, hay que defender el derecho a la pereza, tan amenazado. Y el anhelo de ensoñación: las imágenes que ilustran una buena historia ayudan a fijar el torrente de visiones caóticas y poderosas que es capaz de engendrar en el lector. Cuando no las inducen. Más mundo, otras vidas.
