El Boletín Oficial del Estado publicaba ayer la renuncia de CNWL Oil España a los permisos de exploración que tenía concedidos en el litoral de la Costa del Sol desde 2010. Se trata de los permisos denominados «Chinook» A, B, C, D, y a los que la compañía renunció el pasado mes de octubre, aunque se ha sabido ahora. Abarcan 330.000 hectáreas de superficie marina que van desde Málaga, donde lindan con los permisos «Sirocco», solicitados por Repsol, hasta Almería, pasando por la costa de Granada. Son permisos «off shore», muy similares a los concedidos en el Golfo de Valencia a la multinacional Cairn Energy y que tanta polémica y oposición han desatado, especialmente en las Baleares y en la Comunitat Valenciana.

La renuncia responde únicamente a intereses empresariales. El Gobierno emitió a finales del pasado año, poco antes de la renuncia, una declaración de impacto ambiental negativa sobre este permiso, lo que obligaba a CNWL Oil España a rehacer de nuevo todos sus informes y a recurrir, con pocas esperanzas, este decisión. Las dificultades sobrevenidas y, sobre todo, el desplome de los precios del crudo, que hace prácticamente imposible obtener rentabilidad a la onerosa inversión que requiere buscar y extraer petróleo en el mar, parece estar detrás de CNWL y, como interpretan algunos, podría ser también el inicio de renuncias en cadena. Por el momento, Cairn Energy ha cerrado su oficina en España y atiende desde Edimburgo sus intereses en Columbretes y el Golfo de Valencia. El Gobierno se está tomando todo el tiempo del mundo antes de decidir sobre la declaración de impacto ambiental y así la empresa está cómoda, esperando que suba el precio del crudo para tomar sus decisiones. Falta por ver que hace Repsol, tras el fiasco canario, con sus permisos «Sirocco», también en la Costa del Sol. Si renuncia, marcará tendencia y la efímera fiebre del oro negro en España habrá pasado sin pena ni gloria ni petróleo.