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El museo del caos

Menudo museo San Pío V nos está dejando su actual directora Paz Olmos. A este paso, y parafraseando a Alfonso Guerra, a este museo no lo va a reconocer ni la madre que lo parió. Y no será sólo porque ya está mostrando su nueva imagen, sino por el proceso de descomposición que vive.

Pues se plantó su directora „técnica que no científica porque accedió al cargo gracias al dedo de Francisco Camps„ en el Consell Valencià de Cultura (CVC) y les dijo que su territorio seguirá sin conservadores hasta que le dé por convocar unas supuestas oposiciones que llevan décadas sin existir. A la carrera se le va el cuerpo de restauradores que en unos meses, y como se descuiden algunos, apagarán la luz y cerrarán la puerta, bien por jubilación, bien por cansancio.

Alguien debería de poner orden en una institución que se desintegra a marchas forzadas y que parece haber caído en desgracia desde que nadie se atrevió a sustituir a tiempo a su anterior director, Fernando Benito, pese a la gravedad de su salud.

Pues si Paz Olmos no quiere conservadores que explique „por las crónicas no lo hizo ante los miembros de la comisión del CVC que la había citado„ quién va a conservar las colecciones del museo. O también, quién va a estudiar las mismas y a estar encima de posibles préstamos o exposiciones si no tiene técnicos ni le quedan especialistas.

Cuando preguntan fuera de Valencia por la situación de la denominada segunda pinacoteca española y narras la situación, los expertos se echan las manos a la cabeza. No es para menos.

Ya no se trata de reclamar más dinero para el museo, más compra de obras de arte, más ampliación, mejores condiciones, rigor o un calendario de exposiciones sino de cierta coherencia en torno a un centro que ha de tener su estructura de trabajo y sus medios. No se puede frivolizar ni, como dice, recurrir a contratos de asistencia técnica temporales para proyectos específicos. El San Pío V no es un complejo de caterings. ¿O sí?

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